Cultura Pré-colombiana San Agustín | Industria Litica, Historia, Los Monumentos y La Religión
El arte de los antiguos agustinianos se orientó especialmente hacia la escultura lítica monumental, en la cual desarrollaron un estilo simbólico, sin haber dejado de alcanzar formas de un impresionante naturalismo. Como hemos anotado, las lito-esculturas son el mensaje de su complejo mundo religioso y fueron colocadas al lado de los despojos de sus muertos. Son deidades que representan el origen de la vida y los atributos de la muerte, las fuerzas de la naturaleza, los seres protectores, los ancestros míticos, los entes que pueblan el camino que recorren los muertos hasta llegar al sitio donde inician la vida ultraterrena.
Los bloques de piedra en los cuales se labraron las estatuas son cantos erráticos o rodados, algunos de grandes dimensiones, hasta de cinco metros, de los que abundan en el subsuelo de San Agustín y regiones aledañas. Carecen, pues, de razón, los que imaginaron el esfuerzo colosal que habría hecho este pueblo para llevar aquellos pesados bloques hasta el taller de los escultores o al sitio de los enterramientos, recorriendo grandes distancias y venciendo toda suerte de dificultades a través de un terreno accidentado.
Las investigaciones adelantadas por Luis Duque Gómez en varios sitios de la zona, han permitido establecer que el zócalo rígido del valle está a pocos metros de profundidad y aparece formado por aglomeraciones de estos cantos, algunos de los cuales afloran en los taludes de los viejos caminos, en donde fueron labradas figuras antropomorfas y zoomorfas directamente, in situ - en sitio -, y veneradas sus imágenes en el lugar mismo de origen, como es el caso de los monumentos de La Chaquira, de "La Rana de Lavapatas" y de "La Rana de Matanzas".
De todos modos, es indudable que estas grandes piedras, con las excepciones anotadas, fueron transportadas a través de varias cuadras de distancia, no obstante su enorme peso, lo que supone, desde luego, el conocimiento de recursos especiales para tales maniobras, quizás el empleo de rodillos de madera para sus desplazamiento, tal como todavía lo acostumbran los campesinos de la región.
Además de la estatuaria, los antiguos agustinianos, desde las fases iniciales de su poblamiento en el Valle de San Agustín, emplearon la piedra dura, eruptiva (basaltos y andesitas) para astillaría y utilizar los núcleos como busardas y las lascas como cuchillos, navajas, raspadores, buriles y otros artefactos. Esta industria persistió con sus rasgos primitivos hasta las fases finales del desarrollo cultural en esta zona La obsidiana, o vidrio volcánico, también se empleó con fines similares, aunque parece haber tenido, además, una significación especial en los ritos mortuorios.
Los instrumentos de piedra pulida (hachas, cinceles) se encuentran esporádicamente y corresponden a una fase tardía del desarrollo cultural.
Además de los artefactos mencionados, fabricaron cuentas de collar de piedra, discordes, tabulares, globulares y poligonales, que se encuentran en collares y colgantes en las tumbas y como ofrendas en las colinas artificiales o túmulos mortuorios. Bruñidores, con lados muy pulidos por la práctica del frotamiento, quizás en la fabricación de la cerámica.
En piedra de distintas calidades fabricaron también molinos o metates, con sus respectivas manos, para la trituración de granos y otros productos alimenticios. Los ejemplares encontrados en las tumbas y en los sitios de habitación presentan la mayoría superficies de trituración cóncavas y unas pocas superficies planas. Por regla general, se hallan fragmentados intencionalmente, lo que parece haber obedecido a la práctica de un rito funerario.
Investigaciones geológicas recientes señalan la existencia de un importante yacimiento de obsidiana al pie del volcán de Sotorá (Departamento del Cauca), en el curso del alto río Quilcasé. Es muy posible que hubiese sido de este lugar, que no está muy lejos de San Agustín, de donde se aprovisionaron los nativos de tales materiales, que, como se ha dicho, se encuentran abundantemente en las tumbas, como ajuar funerario, y en los sitios de habitación. Igualmente se indican yacimientos en las vertientes de la Cordillera Centro-Oriental nariñense (Laguna de la Cocha y región de Ipiales-La Victoria), en donde han sido observados en forma de riego.
LOS MONUMENTOS Y LA RELIGIÓN CULTURA SAN AGUSTÍN
Los antiguos habitantes de San Agustín transmitieron hereditariamente las técnicas y los secretos del oficio de la escultura su poder residía precisamente en el arte de su estatuaria.
La boca cuadrada de colmillos prominentes, imagen que aparece con mucha frecuencia en San Agustín, se relaciona con el mito del jaguar y es considerada como un emblema protector. Este tema, así como el de la dualidad águila - serpiente, se repite en las representaciones artísticas de los antiguos habitantes de México, Perú y otras zonas arqueológicas de Colombia.
El Jaguar es en muchas culturas, representación de una deidad mayor o principal, tal vez por estar en la cima de la pirámide ecológica, ya que es el gran depredador de América, pero también tiene claras intenciones chamánicas. El Chaman cuando muere se dice, retorna a la región en forma de tigre, por esta razón durante su vida, él puede hacer excursiones tomando forma de Jaguar y puede matar si lo desea. Cada Chaman posee una piel de Jaguar para usarla cuando toma esta forma y la posesión de la piel le confiere el poder de resucitar en forma de Tigre.
HISTORIA CULTURA SAN AGUSTIN
Las regiones montañosas de San Agustín y el valle de La Plata, en las cabeceras del río Magdalena, fueron habitadas de forma continua desde el año 1000 a.C. hasta la conquista europea. Durante los períodos Formativo, Clásico Regional y Reciente las sociedades de agricultores, ceramistas y escultores crecieron de manera gradual y se distribuyeron en aldeas cada vez más centralizadas.
Durante el período Formativo, entre 1000 a.C y 1 d.C., pequeñas sociedades agrícolas vieron surgir las primeras jerarquías sociales. En este período fue una práctica común retirar los huesos de las tumbas después de cierto tiempo y guardarlos en urnas funerarias de cerámica. Estas se colocaban en tumbas de pozo con cámara lateral, a veces con narigueras de oro o de tumbaga.
En el Clásico Regional, que duró asimismo un milenio, entre 1 y 900 d.C., las diferencias sociales se acentuaron en el ámbito religioso, manifestándose en la construcción de monumentos funerarios. Las tumbas tenían pocos elementos suntuarios; algunas contenían diademas, collares, vasijas u objetos de madera. Algunos líderes del período Clásico Regional se enterraron también con ajuares que contenían objetos de oro, aunque parece ser que el uso y la acumulación de adornos de orfebrería no fueron tan comunes aquí como en Calima. Se destaca un colgante en forma de pez alado y llama la atención un pequeño colgante similar a las estatuas de piedra, comunes en la región durante el período Clásico Regional.
En efecto, lo más notorio de este período fue que las comunidades trabajaron en resaltar el poder y el prestigio de sus caciques construyéndoles monumentos funerarios acompañados por estatuas talladas en toba volcánica y cubiertos por montículos de tierra. Estas esculturas de agresivas fauces felinas hoy hacen famoso al Alto Magdalena.
Durante el período Reciente, desde 900 a 1500 d.C., la población aumentó y continuó viviendo en las mismas aldeas, bajo nuevos líderes que basaron su poder en el control de la economía. Sus sepulturas contienen vasijas de cerámica de uso doméstico.
Fuente:
Cultura Megalítica de San Agustín
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Museo de oro Bogotá D.C. – Banco de la Republica
www.megatimes.com.br
www.klimanaturali.org
www.geografiatotal.com.br
Los bloques de piedra en los cuales se labraron las estatuas son cantos erráticos o rodados, algunos de grandes dimensiones, hasta de cinco metros, de los que abundan en el subsuelo de San Agustín y regiones aledañas. Carecen, pues, de razón, los que imaginaron el esfuerzo colosal que habría hecho este pueblo para llevar aquellos pesados bloques hasta el taller de los escultores o al sitio de los enterramientos, recorriendo grandes distancias y venciendo toda suerte de dificultades a través de un terreno accidentado.
Las investigaciones adelantadas por Luis Duque Gómez en varios sitios de la zona, han permitido establecer que el zócalo rígido del valle está a pocos metros de profundidad y aparece formado por aglomeraciones de estos cantos, algunos de los cuales afloran en los taludes de los viejos caminos, en donde fueron labradas figuras antropomorfas y zoomorfas directamente, in situ - en sitio -, y veneradas sus imágenes en el lugar mismo de origen, como es el caso de los monumentos de La Chaquira, de "La Rana de Lavapatas" y de "La Rana de Matanzas".
De todos modos, es indudable que estas grandes piedras, con las excepciones anotadas, fueron transportadas a través de varias cuadras de distancia, no obstante su enorme peso, lo que supone, desde luego, el conocimiento de recursos especiales para tales maniobras, quizás el empleo de rodillos de madera para sus desplazamiento, tal como todavía lo acostumbran los campesinos de la región.
Además de la estatuaria, los antiguos agustinianos, desde las fases iniciales de su poblamiento en el Valle de San Agustín, emplearon la piedra dura, eruptiva (basaltos y andesitas) para astillaría y utilizar los núcleos como busardas y las lascas como cuchillos, navajas, raspadores, buriles y otros artefactos. Esta industria persistió con sus rasgos primitivos hasta las fases finales del desarrollo cultural en esta zona La obsidiana, o vidrio volcánico, también se empleó con fines similares, aunque parece haber tenido, además, una significación especial en los ritos mortuorios.
Los instrumentos de piedra pulida (hachas, cinceles) se encuentran esporádicamente y corresponden a una fase tardía del desarrollo cultural.
Además de los artefactos mencionados, fabricaron cuentas de collar de piedra, discordes, tabulares, globulares y poligonales, que se encuentran en collares y colgantes en las tumbas y como ofrendas en las colinas artificiales o túmulos mortuorios. Bruñidores, con lados muy pulidos por la práctica del frotamiento, quizás en la fabricación de la cerámica.
En piedra de distintas calidades fabricaron también molinos o metates, con sus respectivas manos, para la trituración de granos y otros productos alimenticios. Los ejemplares encontrados en las tumbas y en los sitios de habitación presentan la mayoría superficies de trituración cóncavas y unas pocas superficies planas. Por regla general, se hallan fragmentados intencionalmente, lo que parece haber obedecido a la práctica de un rito funerario.
Investigaciones geológicas recientes señalan la existencia de un importante yacimiento de obsidiana al pie del volcán de Sotorá (Departamento del Cauca), en el curso del alto río Quilcasé. Es muy posible que hubiese sido de este lugar, que no está muy lejos de San Agustín, de donde se aprovisionaron los nativos de tales materiales, que, como se ha dicho, se encuentran abundantemente en las tumbas, como ajuar funerario, y en los sitios de habitación. Igualmente se indican yacimientos en las vertientes de la Cordillera Centro-Oriental nariñense (Laguna de la Cocha y región de Ipiales-La Victoria), en donde han sido observados en forma de riego.
LOS MONUMENTOS Y LA RELIGIÓN CULTURA SAN AGUSTÍN
Los antiguos habitantes de San Agustín transmitieron hereditariamente las técnicas y los secretos del oficio de la escultura su poder residía precisamente en el arte de su estatuaria.
La boca cuadrada de colmillos prominentes, imagen que aparece con mucha frecuencia en San Agustín, se relaciona con el mito del jaguar y es considerada como un emblema protector. Este tema, así como el de la dualidad águila - serpiente, se repite en las representaciones artísticas de los antiguos habitantes de México, Perú y otras zonas arqueológicas de Colombia.
El Jaguar es en muchas culturas, representación de una deidad mayor o principal, tal vez por estar en la cima de la pirámide ecológica, ya que es el gran depredador de América, pero también tiene claras intenciones chamánicas. El Chaman cuando muere se dice, retorna a la región en forma de tigre, por esta razón durante su vida, él puede hacer excursiones tomando forma de Jaguar y puede matar si lo desea. Cada Chaman posee una piel de Jaguar para usarla cuando toma esta forma y la posesión de la piel le confiere el poder de resucitar en forma de Tigre.
HISTORIA CULTURA SAN AGUSTIN
Las regiones montañosas de San Agustín y el valle de La Plata, en las cabeceras del río Magdalena, fueron habitadas de forma continua desde el año 1000 a.C. hasta la conquista europea. Durante los períodos Formativo, Clásico Regional y Reciente las sociedades de agricultores, ceramistas y escultores crecieron de manera gradual y se distribuyeron en aldeas cada vez más centralizadas.
Durante el período Formativo, entre 1000 a.C y 1 d.C., pequeñas sociedades agrícolas vieron surgir las primeras jerarquías sociales. En este período fue una práctica común retirar los huesos de las tumbas después de cierto tiempo y guardarlos en urnas funerarias de cerámica. Estas se colocaban en tumbas de pozo con cámara lateral, a veces con narigueras de oro o de tumbaga.
En el Clásico Regional, que duró asimismo un milenio, entre 1 y 900 d.C., las diferencias sociales se acentuaron en el ámbito religioso, manifestándose en la construcción de monumentos funerarios. Las tumbas tenían pocos elementos suntuarios; algunas contenían diademas, collares, vasijas u objetos de madera. Algunos líderes del período Clásico Regional se enterraron también con ajuares que contenían objetos de oro, aunque parece ser que el uso y la acumulación de adornos de orfebrería no fueron tan comunes aquí como en Calima. Se destaca un colgante en forma de pez alado y llama la atención un pequeño colgante similar a las estatuas de piedra, comunes en la región durante el período Clásico Regional.
En efecto, lo más notorio de este período fue que las comunidades trabajaron en resaltar el poder y el prestigio de sus caciques construyéndoles monumentos funerarios acompañados por estatuas talladas en toba volcánica y cubiertos por montículos de tierra. Estas esculturas de agresivas fauces felinas hoy hacen famoso al Alto Magdalena.
Durante el período Reciente, desde 900 a 1500 d.C., la población aumentó y continuó viviendo en las mismas aldeas, bajo nuevos líderes que basaron su poder en el control de la economía. Sus sepulturas contienen vasijas de cerámica de uso doméstico.
Fuente:
Cultura Megalítica de San Agustín
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Museo de oro Bogotá D.C. – Banco de la Republica
www.megatimes.com.br
www.klimanaturali.org
www.geografiatotal.com.br