Historia Precolombina de Colombia

Historia Precolombina de Colombia

Historia Precolombina de Colombia

Hasta hace poco se suponía que en la Etapa Formativa Cultural americana las expresiones más precoces de cultura debieron darse en territorios de Mesoamérica, hasta producir las civilizaciones maya, olmeca, tolteca, zapoteca y teothiuacana, a las cuales sobrevinieron los Aztecas. O quizás en el Perú, donde se generaron las igualmente conocidas de Chavin, Paracas, Mochica, Nazca y Huari- Tiahuanacu, que derivaron en los Incas. Ambos procesos, entre quinientos años A.C. y el primer milenio de la era cristiana.

Hoy se sabe que la primera agricultura intensiva vinculada a asentamientos estables tuvo su verdadero origen en la selva amazónica, y de allí partió por el año 4.000 a.C. hacia la costas. En Ecuador se han hallado rastros de más de 3.000 años dejados por aldeas mayores a dos mil habitantes, que ya entonces se dedicaban a cultivar yuca y maíz, muchísimo antes que en Méjico o en el altiplano andino.

En la Costa Atlántica colombiana ( Monsú y Puerto Hormiga) también hay indicios equivalentes de comunidades dedicadas a la recolección de moluscos en el cuarto milenio a.C. Los yacimientos de Puerto Hormiga abundan en objetos de piedra, fogones, depósitos de conchas, huesos y muestras cerámicas análogas a las de Valdivia, Ecuador, las últimas de las cuales se atribuyeron en un comienzo a origen japonés, pero que luego una y otra se han relacionado con hallazgos cerámicos vecinos más remotos.

La investigación se extiende por secuencia bien documentada ( Canapote, Barlovento), primero en la Costa caribe, después en la vertiente del Magdalena ( Malambo, 1.120 a. C.), perteneciente esta última a una comunidad sedentaria más desarrollada, donde se da comienzo de la remonta de los ríos hacia el interior. Mucho más tarde, Momil y otros yacimientos presentan orfebrería y algunos rasgos comunes con cerámica mesoamericana, que originalmente parecen haber partido de aquí hacia allá y no al revés. Esa semejanza vuelve a aparecer en las primitivas culturas del Pacífico (Tumaco, Río Mira), adonde sí pueden haber llegado migraciones de origen maya en el último milenio.

Pero si habláramos de presencia humana en el territorio anteriores al horizonte formativo cultural, las más antiguas muestras del Paleo-indio en Colombia proceden de El Abra, muy cerca a Bogotá, y corresponden a 10.450 años a.C. Se encuentran en abrigos rocosos formados por un lago que ocupó la Sabana hace 30.000 años. Otros yacimientos ( Tibitó, Tequendama, entre 6.000 y 11.700 años) contienen muestras de la megafauna del pleistoceno - caballo americano, mastodontes - y entierros humanos.

Colombia precolombinaEn Suramérica hay algunos rastros más antiguos que El Abra, y más antiguos todavía se registran en América del Norte, comoquiera que el primitivo poblamiento proviene de allí y se extiende al menos a 35.000 años, cuando se abrió el paso de Asia a América por la zona de Beringia, a través de los puentes secos dejados por el mar en los períodos interglaciares.

Regresando a la memoria cultural precolombina, las primeras formas de sociedad tribal asentadas en la costa y en los ríos dieron un vuelco con el aparecimiento de los "cacicazgos" y las estructuras jerarquizadas de poder, hacia el último milenio a.C.. Entonces viene una etapa colonizadora de las vertientes montañosas; la adopción generalizada del maíz; la ocupación extendida del territorio; los asentamientos con algún nivel de infraestructura; el descubrimiento y práctica de tecnologías de producción, de urbanismo y de comunicación; el comercio de trueque y algunas formas de conocimiento científico-matemático- astronómico.

De este proceso sobresalen los Panzenúes, grupos tribales de las zonas inundables en los deltas de los ríos Sinú y San Jorge, los cuales dominaban técnicas de drenaje y cultivos estaciónales hace ya dos mil años. Y otras dos culturas aún más refinadas, desaparecidas ya para los tiempos históricos: San Agustín y Tierradentro.

En el plano político se empiezan a dar simultáneamente las "federaciones de aldeas", con lo cual se acaban por diferenciar hacia el primer milenio de nuestra era - y así se mantenían por el tiempo de la llegada de los españoles -, dos grandes culturas en proceso de formación de "estados": la Muisca, en el altiplano cundi-boyacense; y la Tayrona, en la Sierra Nevada de Santa Marta. En el espectro general, el medio aborigen fue desarrollando seis grandes familias lingüísticas:

1. Chibcha, en el centro, Urabá y Sierra Nevada
2. Caribe, en las costas y las vertientes fluviales
3. Arawak, en la vertiente amazónica y la Guajira
4. Maya, hacia el sur del litoral Pacífico
5. Quechua-aymara, en el sur occidente (Nariño-Cauca), y
6. Tupí-guaraní, en ciertas riberas orientales

Indigenas ColombianosAl comienzo de la Conquista, aparte de los muiscas y los tayronas ya mencionados, había por lo menos una docena de otros grupos, el mayor de los cuales fueron los "caribes", situados al norte y en las vertientes de los ríos. En su inmensa mayoría fueron aniquilados en el proceso. Se les atribuyen estadios de civilización mucho más atrasados que muiscas y tayronas, lo cual es tal vez válido respecto a su desarrollo político-social, pero no tanto en cuanto a su arte: quimbayas, sinúes, calimas, tolimas y otros grupos, dejaron cerámica y orfebrería insuperables.

Contribuyó a su exterminio el espíritu guerrero, su poca vocación de servidumbre, la menor nucleación y escasa organización política para negociar, el nomadismo en algunos casos y la hostilidad ancestral entre unos grupos y otros, bien aprovechada por el conquistador.

A ello se sumaba la mayor desprotección de ciertas etnias frente a las enfermedades introducidas por los europeos; y la escasa aplicación de las Leyes de Indias (que fueron muy afirmativas en la defensa de las comunidades indígenas), allí donde no había una vigilancia muy directa de las autoridades coloniales. El caso extremo es el de los caribes, que fueron desde siempre acusados de canibalismo (y de allí su nombre), buen pretexto para cazarlos y esclavizarlos sin escrúpulos teológicos ni objeciones civiles.

En otro contexto empezaba a consolidarse también una incipiente cultura tributaria del Incario al extremo sur del país. El expansionismo de los Incas hacia el norte del Perú, iniciado por Pachacútec, había dominado Ecuador y el sur de Colombia casi al tiempo con la venida de Colón. Algo más tarde, al dividirse el Imperio por el enfrentamiento de Huáscar - con sede en el Cuzco- , contra Atahualpa - instalado en las tierras recién conquistadas -, Pizarro atizó astutamente las rencillas entre los dos Incas hermanos y pescó en el río revuelto de una guerra civil, que involucró la parte sur de Colombia.

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