Materialismo | El Modo de Entender lo Que Sea Materialismo
El modo de entender lo que sea la materia determina diferentes maneras de percibir y organizar la realidad, muchas veces antagónicas e irreductibles entre sí, con sus consecuencias ideológicas en el terreno filosófico, científico, teológico y doctrinal en general. Se ofrecen aquí textos y enlaces que permiten estudiar, de forma empírico-cronológica y también histórico-dialéctica, la evolución del concepto y la construcción de la idea de materia, la confusa sucesión de doctrinas dichas materialistas y el propio rótulo pretendidamente englobador de materialismo.
No lo hacemos desde ningún sitio, pues en estos asuntos no cabe pretender eclecticismo, apartidismo o neutralidad. Afrontamos esta tarea desde las coordenadas sistemáticas del materialismo filosófico, que distingue tres géneros diferentes de materia determinada, y que inspiran, por ejemplo, el artículo Materia, escrito por Gustavo Bueno y publicado en 1990 en alemán por la Europäische Enzyklopädie zu Philosophie und Wissenschaften. Como sistematismo no implica dogmatismo, nuestro modo de entender la materia y el materialismo, y de reinterpretar su historia, siempre estará dispuesto a aceptar análisis que resulten más potentes, invitando al debate a quienes tengan algo que decir.
Materia es palabra de uso en lengua española desde hace mil años. El término latino del que procede significaba algo tan específico como silva (bosque) en cuanto material de construcción (de donde madera) más que como lignum destinado al fuego (de donde leño, leña, madero). Hacía 1090 los Fueros de Villavicencio establecen una tasa de tres denarios por cada «karro de materia», y hacia 1105 Doña Berta concede al obispo Esteban, a San Pedro de Huesca y Jaca que «corten leña, madera, bellotas y hierba» en los montes de Agüero. Pero hacia 1223 los lectores de la Semejanza del mundo saben ya que «caer la nieve en tierra mojada quiere decir granizo por razón que es formado en figura de granos así fazes de materia e de natura de las aguas», que «este fuego que llamamos nos rayo primeramente enciende e quema e fiende e por ende es fuego que trespasa todas cosas que alcanza por que es muy sotil materia quel fuego que nos abemos en uso», que «las nubes se fazen cuando se ajuntan vientos e las nieblas en el aire espeso e esta es su materia e su natura donde se fazen cuando los vientos se vuelven por el aire», o que «según dicen los sabios el aire es toda cosa hueca e vana que ve el omen hasta el cielo desde la tierra e es todo a tal cosa que non embarga el viso del hombre e este aire pertenece una partida a la materia celestial donde en la altura desta partida a tal non se hace nube». Por esos mismos años Gonzalo de Berceo escribe que «la laude es materia e voz de alegría», pero también que «movamos adelante, en esto non tardemos, la materia es grande, mucho non demudemos...», y con similar sentido: «Como son tres personas e una Deidad / que sean tres los libros, una certanedad, / los libros sinifiquen la sancta Trinidad, / la materia ungada la simple Deidad.
www.megatimes.com.br
www.klimanaturali.org
No lo hacemos desde ningún sitio, pues en estos asuntos no cabe pretender eclecticismo, apartidismo o neutralidad. Afrontamos esta tarea desde las coordenadas sistemáticas del materialismo filosófico, que distingue tres géneros diferentes de materia determinada, y que inspiran, por ejemplo, el artículo Materia, escrito por Gustavo Bueno y publicado en 1990 en alemán por la Europäische Enzyklopädie zu Philosophie und Wissenschaften. Como sistematismo no implica dogmatismo, nuestro modo de entender la materia y el materialismo, y de reinterpretar su historia, siempre estará dispuesto a aceptar análisis que resulten más potentes, invitando al debate a quienes tengan algo que decir.
Materia es palabra de uso en lengua española desde hace mil años. El término latino del que procede significaba algo tan específico como silva (bosque) en cuanto material de construcción (de donde madera) más que como lignum destinado al fuego (de donde leño, leña, madero). Hacía 1090 los Fueros de Villavicencio establecen una tasa de tres denarios por cada «karro de materia», y hacia 1105 Doña Berta concede al obispo Esteban, a San Pedro de Huesca y Jaca que «corten leña, madera, bellotas y hierba» en los montes de Agüero. Pero hacia 1223 los lectores de la Semejanza del mundo saben ya que «caer la nieve en tierra mojada quiere decir granizo por razón que es formado en figura de granos así fazes de materia e de natura de las aguas», que «este fuego que llamamos nos rayo primeramente enciende e quema e fiende e por ende es fuego que trespasa todas cosas que alcanza por que es muy sotil materia quel fuego que nos abemos en uso», que «las nubes se fazen cuando se ajuntan vientos e las nieblas en el aire espeso e esta es su materia e su natura donde se fazen cuando los vientos se vuelven por el aire», o que «según dicen los sabios el aire es toda cosa hueca e vana que ve el omen hasta el cielo desde la tierra e es todo a tal cosa que non embarga el viso del hombre e este aire pertenece una partida a la materia celestial donde en la altura desta partida a tal non se hace nube». Por esos mismos años Gonzalo de Berceo escribe que «la laude es materia e voz de alegría», pero también que «movamos adelante, en esto non tardemos, la materia es grande, mucho non demudemos...», y con similar sentido: «Como son tres personas e una Deidad / que sean tres los libros, una certanedad, / los libros sinifiquen la sancta Trinidad, / la materia ungada la simple Deidad.
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