El Frente Nacional de Colombia (1958-1974)


El Frente Nacional de Colombia (1958-1974)


El Frente Nacional de Colombia (1958-1974)En 1953, liberales y conservadores apoyaron el golpe militar de Gustavo Rojas Pinilla, en vista de la violencia generalizada en todo el territorio durante el gobierno de Laureano Gómez. Sin embargo, esta dictadura trajo dos problemas: 1) solo calmó por un tiempo la violencia, ya que el gobierno incumplió los compromisos hechos a las guerrillas en la tregua de 1953, por lo cual muchas de ellas volvieron a la lucha armada en 1954. 2) El gobierno de Rojas debía ser transitorio. Sin embargo lo que hizo el general fue una alianza entre trabajadores, clases medias y militares, buscando separarse del apoyo bipartidista y manejar el país siguiendo las ideas nacionalistas y populistas, al estilo de Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955, 1973-1974), Lázaro Cárdenas en México (1938-1940) y Getulio Vargas en Brasil (1930-1945 y 1951-1954). Cuando Rojas Pinilla comenzó a cobrar impuestos a las ganancias industriales, a abrir las importaciones poniendo en peligro algunos productos de las industrias nacionales, etc., las clases altas representadas en los líderes de los partidos políticos tradicionales, se proponen como tarea eliminar la rivalidad partidista y buscar la forma de convertirse ambos en los partidos de gobierno, para evitar que la “Tercera Fuerza”, que era el nombre de la alianza que Rojas Pinilla había formado, se quedara en el poder. Entre 1956 y 1957, los liberales, encabezados por Alberto Lleras Camargo y los conservadores, liderados por Laureano Gómez, desarrollaron su proceso de oposición a la dictadura de Rojas Pinilla, la cual terminó con su renuncia en mayo de 1957, ante la amenaza de un paro general. Se decidió que una junta militar gobernara hasta el 7 de agosto de 1958, cuando tomaría el poder el primer presidente del Frente Nacional.

Los acuerdos firmados por Lleras Camargo y Laureano Gómez, que hicieron posible ese gran pacto bipartidista, que daría origen al período de la historia colombiana conocido como el Frente Nacional, se firmaron en dos poblaciones españolas: Benidorm (24 de julio de 1956) y Sitges (20 de julio de 1957). Los acuerdos de Benidorm y Sitges fueron planteados como una reforma a la constitución de 1886. Decidieron las clases dominantes que se convocara a un plebiscito, para que el pueblo aprobara dichas reformas a la constitución. La Junta Militar que había derrocado a Rojas Pinilla y que había quedado gobernando, convoca un plebiscito para el primero de diciembre de 1957 y el pueblo votó masivamente a favor de la reforma constitucional, con más de cuatro millones de votos a favor frente a 200.000 votos en contra. Los principales aspectos que se aprobaron esta reforma constitucional fueron:

  • Liberales y conservadores se alternarían en el poder durante 12 años, un cuatrenio gobernarían
  • En todos los cargos públicos habría igual cantidad de miembros liberales y conservadores.
  • La mujer tendría derecho a votar.
  • El pueblo no podría hacer en adelante reformas a la constitución, solo podría hacerlas el congreso.
  • Asignación obligatoria del 10% del presupuesto nacional para la educación pública.
El congreso que resultó elegido en 1958, ratificó todas las decisiones del plebiscito, cambiando únicamente la duración del pacto para alternarse en la presidencia a 16 años. De este modo, el 7 de agosto de 1958, sube a la presidencia de la república el primer presidente del frente Nacional: Alberto Lleras Camargo.

A nivel mundial, entre los años 1958 y 1974, continúa la guerra fría, con conflictos tan significativos como la Revolución Cubana (1959) y la guerra de Vietnam (1965-75). En Asia y Africa continúan los procesos de descolonización, mientras en Europa, hay huelgas y movilizaciones de obreros y estudiantes, siendo el momento más álgido, las jornadas de Mayo del 68 en París, que fue además de una lucha por reivindicaciones laborales, una crítica al orden capitalista y al mundo burgués.

Los presidentes del Frente Nacional fueron: Alberto Lleras Camargo (1958-1962), Guillermo León Valencia (1962-1966), Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) y Misael Pastrana Borrero (1970-1974). Veamos algunos aspectos importantes de este período:

A nivel político: si bien el período de la violencia terminó teóricamente con el Frente Nacional en 1958, puesto que ya no estaba el gobierno conservador atacando a los liberales, sino que estaban gobernando juntos, en la práctica lo que ocurrió en el campo fue muy diferente. Las guerrillas liberales no se desintegraron sino que se transformaron. El problema de la falta de tierras para los campesinos, las pésimas condiciones de trabajo en el campo, mientras en las ciudades la perspectiva era entrar a engrosar los cinturones de miseria y por último los deseos de venganza por los anteriores años de terror, no estimulaban la desmovilización de los miembros de las guerrillas. Algunas de las guerrillas liberales se convirtieron en grupos de bandoleros que fueron utilizados por gamonales y propietarios para cobrar sus problemas, deudas y viejas venganzas. Sin embargo, con el tiempo, se salieron de control de los terratenientes y fue con el apoyo del ejército y las dirigencias locales que se pudieron extinguir, después de una intensa persecución. El bandolerismo azotó extensas regiones de Tolima, Caldas, Quindio, Risaralda y norte del Valle, especialmente zonas cafeteras, desde final de los cincuenta, hasta mediados de los sesenta. Estas bandas secuestraban, extorsionaban, etc., buscando controlar la producción cafetera. Jefes como “Chispas”, “Desquite”, “Sangrenegra”, “Capitán Venganza”, “General Peligro”, “Capitán Brincos”, “Revolución”, “Charro Negro”, “General Mariachi”, “General Vencedor”, entre otros, están asociados a la memoria colectiva de las regiones donde operaron como sinónimos de muerte y algunos adquirieron renombre a nivel nacional. Pero no todas las guerrillas y grupos de autodefensa liberales de la época de la violencia se convirtieron en bandoleros. Los grupos guerrilleros o de autodefensas liberales ubicadas en las zonas de Sumapaz, Tequendama, sur del Tolima y Huila, tuvieron un proceso diferente, ya que recibieron la influencia del Partido Comunista. Veamos su proceso: desde los tiempos de la dictadura de Laureano Gómez, cuando se radicalizó la violencia, los comunistas habían impartido la orden de crear autodefensas en sus zonas de influencia, para frenar a los “chulavitas” y a los “pájaros”. Estas autodefensas se dedicaron a organizarse y a proteger sus territorios de estos ataques de la policía y los movimientos paramilitares conservadores. Los presidentes del Frente Nacional, especialmente Alberto Lleras Camargo y Guillermo León Valencia, declararon la guerra a estas que llamaban “repúblicas independientes”, ya que eran focos de comunismo y en el contexto de la guerra fría y siguiendo los lineamientos norteamericanos, había que destruirlas. Los bombardeos y asedios del ejército contra la gente que se había ubicado en zonas como la provincia del Tequendama (Cundinamarca), Marquetalia (Caldas) y Riochiquito (Tolima), fueron frecuentes en esta época de la guerra contra las repúblicas independientes. En 1960, Lleras Camargo realiza una operación masiva contra Marquetalia, Riochiquito, El Pato y Guayabero, zonas campesinas dirigidas por Manuel Marulanda Velez (Tirofijo), que obligaron al reagrupamiento de los guerrilleros y a dar origen a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), la guerrilla más antigua de latinoamérica, la cual dejo de ser un grupo de autodefensas campesinas nacidas del período de la violencia, para convertirse en un grupo guerrillero de izquierda, en un verdadero ejército popular, que ya no buscará defender sus tierras, sino derrocar el sistema de gobierno e imponer un sistema de gobierno socialista. Además de las FARC, en 1963, un grupo de jóvenes revolucionarios colombianos funda en la Habana el ELN (Ejercito de Liberación Nacional), el cual es dirigido por Manuel Pérez (“El cura Pérez”). Luego en 1965, nace el EPL (Ejercito Popular de Liberación), como brazo armado de un grupo disidente del Partido Comunista Colombiano, que aspiraba a repetir en el país la experiencia de la revolución china. Además del nacimiento de estos grupos guerrilleros durante el Frente Nacional, también surgieron movimientos políticos que sin ser radicalmente comunistas, cuestionaron las políticas del Frente Nacional. Estos movimientos fueron: 1) el MRL (Movimiento Revolucionario Liberal), liderado por Alfonso López Michelsen (hijo de Alfonso López Pumarejo), que criticó duramente al Frente Nacional y llegó a tener un buen número de curules en Senado y Cámara. Más que un tercer partido, fue un movimiento de oposición dentro del partido liberal. Sin embargo por divisiones entre radicales y blandos, el movimiento muere con la anexión del López al régimen bipartidista. 2) La ANAPO (Alianza Nacional Popular), liderada por el General Gustavo Rojas Pinilla. Este movimiento de tendencia populista y anti-oligárquica, enfrentó al bipartidismo en las urnas, como un tercer partido político en el país. Se inscribió en las elecciones de 1966 y 1970 como una alianza de liberales y conservadores y superó en votos a Misael Pastrana Borrero a medida que avanzaban los escrutinios. Sin embargo, según sus seguidores, se realizó el fraude más descarado en la historia política del país, y se dio el triunfo a Pastrana, con la aceptación por parte de los dirigentes de la ANAPO. A raíz de este fraude y de la crisis de la ANAPO, nace en 1972 el M-19 (Movimiento 19 de abril), otro grupo guerrillero apoyado por estudiantes e intelectuales de los medios urbanos, que surge al ver la imposibilidad de llegar al poder por la vía de los partidos políticos. Para terminar con el panorama político de este período de la historia de Colombia, diremos que en conjunto, las estrategias de gobierno de los presidentes del Frente Nacional se centraron en cuatro objetivos: 1) la pacificación política, 2) la modernización del Estado, 3) la promoción de la reforma agraria y 4) la tecnificación de la industria y producción nacionales. Como podemos ver, el Frente Nacional significó para las elites económicas y políticas del país, una posibilidad de aprender a no matarse por el poder, sino a gobernar juntos, para beneficio de ambos. En cuanto a los sectores obrero y campesino, este fue un período de represión, de persecución y de radicalización. El ejemplo de la revolución popular y armada en Cuba, inspiro a muchos grupos guerrilleros que nacieron convencidos de que no se podía llegar al poder en Colombia por la vía electoral, como pensaba el partido comunista, ya que las clases altas habían organizado el Estado para ser gobernado solamente por liberales y conservadores y difícilmente dejarían llegar al poder a alguien que no gobernara al servicio de sus intereses. Se debe subrayar el apoyo que tuvieron los sectores populares, por parte de los sectores estudiantiles e intelectuales en sus luchas. Como podemos ver, el Frente Nacional es el período en el cual se pasa de la violencia bipartidista a la violencia revolucionaria que continuará hasta terminar el siglo XX. Si miramos detenidamente, queda la sensación de que los colombianos llevamos dos siglos como Estado independiente, que han sido dos siglos de guerra y violencia casi continua.

A nivel económico: en relación con la tenencia de la tierra, los estudios indican que a pesar de los intentos de reformas agrarias para redistribuir más equitativamente las tierras colombianas, lo cierto fue que la mayor parte de las mejores tierras del país, un equivalente al 87% del territorio según algunos estudios, quedaron en manos de terratenientes que se convirtieron en empresarios agrícolas y se dedicaron a la agricultura comercial, la cual con el uso de la técnica y los procesos de mecanización, desplazó a los trabajadores del campo. Entre tanto, el 13% restante del territorio, que son los terrenos menos aptos, quedaron en manos de miles y miles de campesinos, que a duras penas podían obtener su sustento de sus poco fértiles y pequeñas parcelas. Durante el período del Frente Nacional, así como durante los períodos anteriores, las leyes y los programas del gobierno, los créditos, etc., beneficiaron siempre más a los terratenientes y empresarios agrícolas que a los campesinos, los cuales nunca vieron cumplido su sueño de una verdadera reforma agraria, que distribuyera las tierras del país con justicia. De este modo, la agricultura no cafetera ha gozado de un gran proceso de modernización en su producción: el arroz, caña de azúcar, banano de exportación, cacao, sorgo, soya, etc., mientras la producción de alimentos para el consumo interno (papa, plátano, yuca, frijol, maíz, etc.), ha quedado en manos de los campesinos minifundistas y ha quedado alejada de los procesos de modernización. De otro lado, entre 1958 y 1966, se dieron las cifras más altas de emigración de todo el período de la violencia. Miles de campesinos, ante la falta de tierra y de oportunidades, y frente a la violencia que continuaba, se desplazaron como colonos a los territorios de Caquetá, Putumayo, Magdalena Medio, Meta, Arauca y Casanare. Podemos afirmar entonces que los años sesenta son testigos de un importante proceso de colonización de los llanos orientales, lo cual permite integrar económicamente este territorio al resto del país. A nivel de la industria, esta continúa creciendo y convirtiéndose en el sector económico más importante, gracias a la protección del Estado mediante leyes e impuestos altos para los productos importados. Las empresas de energía eléctrica y transporte son los que más se desarrollan y el otro cambio importante es que se consolidan las grandes industrias, con una alta capacidad productiva frente a las medianas y pequeñas industrias. En esta época se consolidan grandes grupos que concentran o monopolizan las principales industrias y los más importantes centros financieros. Estos grupos alcanzan un gran poder a nivel económico y por ende a nivel político. Además de los grandes monopolios nacionales, durante el período del Frente Nacional se apoyó notablemente la inversión extranjera, hasta el punto de que en 1974, la inversión extranjera era dueña del 42% de la producción industrial nacional, mientras los trece grupos económicos nacionales más poderosos tenían el 24% de la producción. Esto significa que el 66% de la industria nacional, estaba en manos de grandes monopolios, fueran nacionales o extranjeros. Lo demás estaría en manos del Estado y de pequeños y medianos industriales. En el sector financiero, los trece grupos nacionales tenían el 42% y los grupos extranjeros el 16%, es decir que el 58% del sector financiero estaba en manos privadas, fueran también nacionales o extranjeras. En contraste con este “club de los afortunados y felices”, como los llamaba Alfonso López Michelsen y que era una minoría que acumulaba grandes riquezas, la mayoría de la población del país, se encontraba en condiciones de marginación y pobreza, bien fuera en el campo o en las ciudades, a donde emigraron por miles, a aumentar el ejercito de desempleados y los cinturones de miseria. Finalmente es importante destacar que durante el gobierno del Frente Nacional, el Estado colombiano creo y tuvo bajo su control muchas empresas, algunas de las más grandes del país, por lo cual tuvo miles y miles de personas como empleados del Estado o empleados públicos, colaborando en estas empresas. El Estado fue el mayor empleador del país y esto lo convirtió en una fuerza muy importante a nivel económico y social. El estado controlaba: ferrocarriles, terminales aéreos y marítimos, la empresa de petróleos: ecopetrol, la televisora nacional, decenas de universidades, miles de colegios y hospitales, etc. Por eso se puede decir que fue una época de intervencionismo del Estado en la economía y de proteccionismo. Las políticas económicas buscaron proteger la industria con impuestos a los productos extranjeros, y hacer del Estado un gran empresario y productor de bienes y servicios mediante la creación de diferentes tipos de empresas y por si fuera poco, el Estado interviene en el sector financiero, creando bancos que ofrecieran préstamos más favorables a los empresarios y comerciantes, para estimular la economía.

A nivel socio-cultural: la población colombiana pasa de 15 millones en 1958, a 23 millones en 1973. Para la época de los setenta, el país tenía cuatro grandes centros urbanos: Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Allí se concentraba el 87% de la industria y un alto porcentaje de la población. La consecuencia lógica de este proceso es el incremento permanente de la población urbana, mientras el porcentaje de la población rural iba disminuyendo. Entre 1951 y 1964, la población urbana pasa del 38% al 52%. A esto debe agregarse el crecimiento general de la población, producido por las altas tasas de natalidad, lo cual fue interpretado por E.U. y los países latinoamericanos como una amenaza para la estabilidad económica y social de los países, así que en 1962 en la reunión de Punta del Este (Uruguay), en el marco de la Alianza para el progreso que impulsó John F. Kennedy, se tomaron estrictas medidas tendientes a promover el control de la natalidad y la planificación familiar. No sobra anotar que este crecimiento de la población era preocupante porque se daba especialmente en los sectores más marginados del campo y la ciudad, los cuales crecían sin control y se convertían en una peligrosa bomba de tiempo social que requería muchos gastos e inversión social poco rentable, para mantenerlos bajo control. A nivel cultural, la década de los 60´s y 70´s, fue rica en propuestas, reflexiones, discursos, etc. El fin de la segunda guerra mundial en 1945, permitió la entrada de la humanidad en la era atómica y en la década de los sesenta, el hombre llega a la luna (1969), dando inicio a la era espacial. De otro lado, el desarrollo industrial y tecnológico conducen al consumismo y a la crisis ecológica. En el contexto de la guerra fría, se desarrolla una sensibilidad social marcada en sectores como el estudiantil y el intelectual, donde continúa penetrando con mucha fuerza el discurso marxista. En esta coyuntura mundial, surgen discursos, reflexiones, corrientes filosóficas, etc., que cuestionan el consumismo capitalista, el autoritarismo socialista, la injusticia social, el imperialismo norteamericano y soviético, y proponen el humanismo, el pacifismo, el amor, la libertad, la sensibilidad, el feminismo, la justicia, el anti-imperialismo, etc. Surgen movimientos filosóficos como el nihilismo y existencialismo; movimientos sociales como el hippismo, el pop art, ; movimientos religiosos como la “Teología de la liberación”; jornadas de protesta como las de mayo del 68 en Francia, México, Checoslovaquia, etc. Hablar de los años sesenta es hablar de contra-discursos que cuestionan los discursos dominantes, es hablar de propuestas de otras maneras de vivir, que cuestionan las propuestas socialistas y capitalistas. Es hablar de los Beatles, la marihuana, la nueva ola, la revolución sexual. A Colombia, todas estas influencias llegaron y generaron cambios importantes en el arte, la literatura, el teatro, el pensamiento, la vida cotidiana. El área de mayor influencia son las universidades y la juventud en general. El movimiento estudiantil y los intelectuales colombianos, influidos por las ideas marxistas, las corrientes filosóficas de moda y por las protestas de Mayo del 68 en Europa, apoyan las luchas de los movimientos populares y sindicales, conformando organizaciones estudiantiles importantes y renovando los discursos de las ciencias humanas y sociales. Además muchos de ellos asumen las formas de vida y las expresiones culturales que están de moda en el mundo para la época.

www.klimanaturali.org
www.megatimes.com.br

Please Select Embedded Mode To Show The Comment System.*

Artículo Anterior Artículo Siguiente