Dios Como Fundamento del Mundo


Dios Como Fundamento del Mundo

Dios Como Fundamento del Mundo

EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO DEL MUNDO.
Durante mucho tiempo ha sido problema de la filosofía el asunto del fundamento del mundo.

Se considera como necesario que exista algo que sea el fundamento de todas las cosas que existen.

Esa necesidad aparece como una exigencia cuando se ve que todas las cosas son mutables e inestables, pero en el mundo permanece siempre una misma estructura y orden.

Las soluciones al problema del fundamento del mundo han sido diversas y variadas. Desde la solución que afirma que todas las cosas se fundamentan en la dinámica misma de la materia, hasta la que propone la existencia de Dios, han sido formuladas a través de los tiempos.

La primera de ellas ha sido la preferida de las posturas ateas, mientras que la segunda es la sostenida por los teístas de cualquier orientación (sean cristianos o no).


LAS CARACTERÍSTICAS DEL FUNDAMENTO DEL MUNDO.
Se ha constatado, a través de los tiempos, que el mundo reúne varias características, como la racionalidad, la finalidad y la belleza.

La estructura del mundo que aparece, primero, como ordenada, en el sentido de que es comprensible como un sistema de relaciones racionalmente comprensibles.

En segundo lugar, aparece como orien­tado a un fin, como una estructura teleológica (en el sentido de evolución).

Y, en tercer lugar, aparece como algo que maravilla a los hombres, como algo que merece la contemplación por parte de los mismos, como algo bello, como algo que tiene belleza.

Por analogía, podemos decir que el fundamento de ese mundo debe reunir esas características, siendo a la vez racional, la meta del desarrollo del mundo, su fin y bello.

Para los teístas, estas características sólo las puede tener Dios.

QUE SON LAS PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
Desde los primeros esfuerzos de la Filosofía Occidental , la reflexión metafísica sobre el Uni­verso llevó a la formulación de las llamadas Pruebas de la Existencia de Dios.

En realidad, aunque estas pruebas ayudan a fundamentar racionalmente la existencia de Dios, no puede afirmarse que tengan en sí una evidencia apodíctica e incluso, han sido refutadas por diversos medios.

Con todo, estos argumentos tienen todavía validez, para intentar acercarse por la vía racional al problema de la existencia de Dios.

LA PRUEBA ONTOLÓGICA DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
La llamada Prueba Ontológica consiste en la afirmación de que todo lo que puede ser pensado acerca de Dios no puede ser algo inexistente. Se afirma, de este modo, que la Suma Perfección y el Valor Supremo deben existir, porque nosotros lo podemos pensar.

Sería un absurdo que se pudiera pensar en algo no existente; sería una burla que se pudiera pensar en un Sumo Valor que no existe.

La prueba ontológica no tiene, como ha sido ya comprobado, un valor demos­trativo, pero expresa una necesidad religiosa, la exigencia de explicación de la viven­cia de Dios.

Por eso dice Hessen que no puede pretenderse veracidad apodíctica para este argumento, pero sí debe aceptarse como el principal axioma religioso.

LA PRUEBA COSMOLÓGICA.

La prueba cosmológica tiene tres formas principales: la que parte del movimiento, la que parte de la causalidad y la que parte de la contingencia, siendo esta última la más importante.

La primera es la que afirma que si existe el movimiento, éste debe estar diri­gido hacia algo, de modo que el último movimiento debe estar dirigido hacia algo que mueve sin moverse, un motor inmóvil.

La segunda forma es la que se refiere al hecho de que cada efecto tiene una causa, de modo que el primer efecto debe haber tenido una causa primera que, a su vez, no debe ser causada de ninguna mane­ra.

Y la tercera forma, por fin, dice que si existe un ser contingente, debe existir un ser necesario que fundamente la contingencia del primer ser, siendo este Ser Nece­sario de Dios.

Hessen dice que esta prueba no prueba nada acerca de Dios, ni es una prueba, pero que se refiere, de un nodo indirecto, a señalar la existencia de Dios.

LA PRUEBA TELEOLOGICA.
Hessen, citando a Kant, distingue a cuatro momentos de la prueba teleológica.

El primero parte de la constatación de un orden de carácter finalista en la naturaleza; el segundo momento verifica que ese orden fi­nalista es ajeno a los asuntos del mundo, pues está unido a éste de un modo contin­gente por un principio racional ordenador; por eso puede, en un tercer momento, afirmarse que existe una causa sublime y sabia del mundo; y, por fin, debe afirmarse que esa causa es sólo una, por el orden unitario que manifiesta el universo en todas sus partes.

La validez de este argumento como prueba es discutible; pero si se toma como una continuación de la cosmológica, puede ayudarnos a formarnos una idea más clara de Dios, que sólo ha sido señalado por la prueba cosmológica.

LAS TRES EVIDENCIAS DE MAX SCHELER.
La primera de las tres evidencias de Max Scheler, como las formula Hessen, en que en general hay algo, o que la nada no es.

La segunda es: hay un ente absoluto gracias al cual todo ente no absoluto posee el ser que le corresponde; el fundamento de esta segunda evidencia está en cualquier no-ser relativo que encontremos en la realidad, debe ser relativo a un absoluto, que no varía por determinaciones contingentes.

Por fin, el modo de acceder a ese Ser Absoluto es una aprehensión inmediatamente intuitiva que se da a partir de cualquier no-ser relativo.

SUS ALCANCES.
Las evidencias de Max Scheler sobre la existencia del fundamento del mundo pueden ser consideradas como racionalmente infundadas; pero no pretenden ser o estar fundadas de esa manera, sino de un modo intuitivo e inmediato.

Se trata de evidencias y no de razonamientos.

Con todo, algunos pensa­dores han impugnado la evidencia de esas afirmaciones primeras, tomándolas más bien como supuestos de un hombre religioso.

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