El Imperio del Brasil | Garantia de Continuidad del Estado y La Unidad del Territorio

El Imperio del Brasil | Garantia de Continuidad del Estado y La Unidad del Territorio

El Imperio del Brasil | Garantia de Continuidad del Estado y La Unidad del Territorio

La posición que ocupa Brasil en el sistema global está caracterizada por diferentes factores: consciente de su posición híbrida entre el Norte y el Sur, así como de las percepciones externas que identifican a Brasil como un país importante y crucial para la estabilidad y el desarrollo de la región (“país ancla”, concepto que emplea, entre otros, la Agencia de Desarrollo alemana), Brasil proyecta su identidad global como una “voz” para el mundo en desarrollo en importantes debates internacionales. En este contexto, Brasil se niega a ser considerado un donante, sino que se identifica como un socio para el desarrollo. Aunque tiene menos recursos económicos, demográficos y territoriales que otros actores emergentes, como China e India, Brasil es un socio interesante para proyectos de cooperación para el desarrollo triangulares, dado que comparte valores clave con la Unión Europea y con países como Canadá (por ejemplo, en los ámbitos de la democracia, los derechos humanos y su enfoque del multilateralismo). También tiene conocimientos técnicos especiales debido a su experiencia nacional en la lucha contra el subdesarrollo, el hambre y los problemas de salud, y cuenta con el valor añadido de su “cercanía” local, histórica (poscolonial) y cultural al mundo en desarrollo, sobre todo a Sudamérica, el Caribe y los países lusófonos de África y Asia.

La promoción brasileña del desarrollo en Sudamérica se divide entre proyectos de integración regional y programas de desarrollo bilaterales. Los primeros incluyen, por ejemplo, el Fondo MERCOSUR para financiar proyectos destinados a superar asimetrías en los Estados del MERCOSUR, junto con apoyo a países más pequeños, la participación de Brasil en el Banco Interamericano de Desarrollo y la recién fundada UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). De la AOD bilateral, el 38 por ciento va a los países sudamericanos menos adelantados, sobre todo a Paraguay y a la región andina. Los proyectos están orientados hacia la mejora de infraestructuras y los sectores de la educación (“Bolsa Escola” y programas de alfabetización) y la salud (principalmente proyectos para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA). Muchos de estos proyectos bilaterales de cooperación para el desarrollo se basan en experiencias nacionales, como programas para combatir el hambre y la pobreza y la mejora del acceso a la educación y los sistemas de salud. Un caso destacable de cooperación brasileña para el desarrollo en la región del Caribe es Haití, donde el lazo que une seguridad y desarrollo es una cuestión clave. Brasil y Canadá, que es un donante crucial de Haití, han firmado varios acuerdos para cooperar en los sectores de la educación, la salud (programas de vacunación) y el desarrollo social de Haití.

Brasil aporta, además de apoyo económico, su pericia en la lucha contra la violencia urbana, proporcionando apoyo a programas de educación básica y de desarrollo para el tratamiento y prevención de epidemias como el SIDA, al mismo tiempo en que proporciona conocimientos especiales cruciales y personal técnico. La embajada brasileña desempeña un importante papel en la coordinación y supervisión de los programas de desarrollo en las zonas urbanas y rurales de Haití. Otro tercio de la AOD bilateral de Brasil está destinada al África lusófona, donde participa sobre todo en proyectos que brindan desarrollo social y conocimientos para introducir mejoras en el sector de la agricultura. Sin embargo, también están aumentando las inversiones directas en el sector minero, sobre todo en Mozambique. Aunque los lazos culturales e históricos con los países lusófonos dan al país sudamericano una ventaja en comparación con China, Brasil sigue siendo un actor de desarrollo relativamente pequeño e insignificante en el continente africano. En su intención de convertirse en un participante global importante, el apoyo de los países africanos es crucial. Al intervenir en África, Brasil también confía en impulsar su imagen de “potencia emergente buena” que se preocupa por los más pobres: sus “hermanos y hermanas” africanos.

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