México Prehispánico
El territorio fue descubierto y habitado por grupos de cazadores y recolectores nómadas hace más de 30.000 años. Por miles de años, los habitantes de esta región de América se dedicaron a la cacería y la recolección, hasta que se descubrió la agricultura. En Guilá Naquitz se encontraron los más antiguos restos de la domesticación de varios cultivos, aunque la agricultura se desarrolló también en sitios como el valle de Tehuacán y la sierra de Tamaulipas. La domesticación del maíz tuvo lugar alrededor del quinto milenio antes de la era común. A partir de entonces los grupos humanos dependieron cada vez más de los cultivos, hasta que se establecieron las aldeas agrícolas y sedentarias en Mesoamérica. Mientras en Mesoamérica la agricultura prosperaba, los pueblos norteños seguían siendo completamente dependientes de la cacería y la recolección.
La historia prehispánica de lo que actualmente es el norte de México es mal conocida porque los pueblos que ocuparon la región tenían una cultura material limitada. Los pueblos de costumbres nómadas que habitaron los desiertos, costas y montañas al norte de Mesoamérica son llamados aridoamericanos pero no compartían su cultura. La cueva de la Perra (Tamaulipas) vio la invención de la agricultura en América y contó con presencia humana desde el año 12000 a. C.7 Hay testimonios de los pueblos nómadas en sitios como Cueva de la Candelaria (Coahuila, 8000 a. C.), o El Conchalito (Baja California Sur). También en Baja California se encuentran las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco que continuaron en funciones hasta el siglo XIX, cuando desaparecieron los últimos indígenas de esa región.
Algunos autores toman como marcador del inicio de la civilización mesoamericana la controvertida cerámica Pox de Puerto Marqués, fechada alrededor del siglo XXIV a. C.. La cerámica mesoamericana podría tener origen en el contacto entre la costa sudamericana del Pacífico y el Occidente de Mesoamérica. Los nuevos adelantos técnicos se difundieron por toda la región, de modo que algunos siglos después se produjo cerámica en otras aldeas del Preclásico Temprano (2500- 1500 a. C.) como Chupícuaro y Tlatilco. Durante el Preclásico Medio (ss. XIV-IV a. C.) en toda Mesoamérica se difundió la cultura olmeca, floreciendo lugares como La Venta en Tabasco, que fue el centro ceremonial olmeca más importante. Después del ocaso olmeca tuvo lugar un florecimiento simultáneo de varios pueblos. Destacan la tradición de las tumbas de tiro de probable influencia sudamericana, la cultura epiolmeca en Tres Zapotes, el florecimiento de Izapa y el desarrollo de la cuenta larga.
Al final de esta etapa, Teotihuacan se había convertido en la urbe más importante del valle de México. Durante el Clásico Temprano (ss. II-VI/VIII) la influencia de Teotihuacan se dejó sentir en toda Mesoamérica, apoyada por su poder político y comercial. Tuvo importantes aliados, como Monte Albán en los Valles Centrales de Oaxaca. La civilización mesoamericana se extendió hacia el norte en sitios como La Quemada. Del norte también llegaron influencias culturales, visibles en la cultura huasteca. El clásico fue también la época de la consolidación de la cultura maya en la península de Yucatán, la planicie de Tabasco y las tierras altas de Chiapas. Por otro lado, en los valles y montañas al norte de la sierra Madre Occidental se desarrolló la cultura Paquimé, resultado de la consolidación de la agricultura en el noroeste y del intercambio entre Mesoamérica y Oasisamérica.
Durante los siglos X al XII, el centro de México fue dominado por Tollan-Xicocotitlan, la capital de los toltecas. Esta ciudad estableció vínculos muy fuertes con varias regiones de Mesoamérica, pero particularmente con la península de Yucatán, donde se ubica la ciudad maya de Chichén Itzá. En Oaxaca, mientras tanto, los mixtecos iniciaron un proceso expansionista que los llevó a ocupar los Valles Centrales donde habitaban los zapotecos. En 1325 los mexicas fundaron México-Tenochtitlan, la capital del Estado más extenso que conoció la Mesoamérica prehispánica, que sólo rivalizó con los purépechas de Tzintzuntzan.
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