Aberración óptica
Un sistema óptico ideal, que consiste en una delgada lente biconvexa y un haz de luz paralelo, produce imágenes libres de tensión. Cada punto del objeto enfocado corresponde a una imagen de tamaño de punto de tamaño cero. En la práctica, cada punto ocupa una superficie finita e irregular, lo que hace que la imagen se desvíe del objeto original.
Por aberración se entiende ciertas particularidades de los sistemas ópticos, en virtud de los cuales las imágenes producidas no se corresponden exactamente con los objetos que las originaron. Ocurre debido a desviaciones en el camino de los rayos de luz que deberían converger en ciertos puntos para producir imágenes perfectas. Según las causas que causan estos fenómenos, las aberraciones se clasifican en diferentes tipos.
Aberraciones esféricas. Las aberraciones esféricas se subdividen en aberraciones del eje y aberraciones fuera del eje, o coma. En el primer caso, los rayos de luz que inciden en los bordes de la lente no convergen en el mismo punto que los rayos centrales del mismo origen. El foco producido por los rayos marginales se forma más cerca de la lente que el producido por los rayos centrales. La aberración esférica de los rayos oblicuos es el coma, llamado así porque el punto de la imagen tiene forma de cometa. Aparece en sistemas centrados en grandes aberturas cuando el punto brillante está lejos del eje principal.
Astigmatismo Si consideramos un punto de luz fuera del eje principal y un diafragma situado en el eje, el haz de luz emergente dará dos puntos focales. La distancia entre el meridiano o focal sagital y el focal tangencial o transversal caracteriza el astigmatismo.
Distorsión La distorsión resulta de la diferencia de amplificación proporcionada por la región central de la lente y la amplificación dada por las regiones marginales. La imagen producida tiene bordes desproporcionadamente agrandados (distorsión creciente) o reducidos (distorsión de barril) en relación con su centro.
Aberración cromática. Una sola lente forma no solo una sino una serie de imágenes del objeto, desigualmente distantes de la lente, una para cada color en el haz de luz que incide en el sistema. La no superposición de estas imágenes constituye una aberración cromática.