Colombia Siglo XX | El Final del Siglo XX (1974-2000)


Colombia Siglo XX | El Final del Siglo XX (1974-2000)

Colombia Siglo XX | El Final del Siglo XX  (1974-2000)
Como ya vimos, el Frente Nacional significó un cambio en las características de la violencia en Colombia, pasamos de la violencia entre partidos políticos, a la violencia generada por las guerrillas revolucionarias de tendencia comunista. A nivel económico fue un período de desarrollo de la agricultura comercial y tecnificada y de la industria; además fue un período de intervencion y proteccionismo del Estado. A nivel socio-cultural, fue un período de crecimiento urbano, de deterioro de las condiciones de vida para las mayorías marginadas de la ciudad y el campo. Fue también un momento de penetración de las ideas marxistas a nivel popular y de influencias filosóficas y culturales reaccionarias contra los poderes dominantes (E.U. y URSS) y sus tendencias imperialistas. Pero veamos los cambios políticos, sociales, económicos y culturales que nos trajo a los colombianos el final del siglo XX.

A nivel mundial es importante tener en cuenta que los últimos años del siglo, se han visto marcados por la crisis económica mundial de los setenta, cuyo efecto fue la política económica neoliberal que desde entonces los países más ricos vienen imponiendo a los más débiles y que les exige: 1) vender a empresas privadas extranjeras o nacionales, las empresas del Estado (privatización), 2) reducir los impuestos a las importaciones, para abrir sus mercados a los productos de las multinacionales extranjeras (apertura económica), 3) reducir al mínimo las tareas y por ende los gastos del Estado.

El otro evento internacional que ha marcado la historia del final del siglo XX, ha sido la caída del mundo socialista al finalizar la década de los ochenta. Esto ha significado el final de la guerra fría y de la lucha anticomunista en el mundo entero. En el nuevo orden mundial, ya no hay dos grandes centros de poder (bipolaridad), sino que los grandes bloques económicos como la Unión Europea, el Pacífico Asiático, el Nafta, etc., se convierten en centros de poder, lo cual nos permite hablar de una multipolaridad. La lucha que enfrentará el mundo en el siglo XXI, será contra el terrorismo, que se ha convertido en el arma que con más frecuencia utilizan los grupos opositores al dominio de las grandes potencias o de los grupos en el poder en los diferentes países. Esta lucha inicia el 11 de septiembre del 2001, con el atentado de los extremistas musulmanes en E.U., pero este es tema de otro siglo. Volviendo al siglo XX, se debe tener en cuenta el proceso de globalización o internacionalización de la información y la cultura, que gracias a los medios de comunicación, a la informática, la telemática, etc., se ha dado en el mundo entero en este final de siglo.

Los presidentes de las últimas décadas del siglo XX en el país han sido: Alfonso López Michelsen (1974-1978), quien fue el primer presidente después del Frente Nacional; Julio César Turbay Ayala (1978-1982); Belisario Betancur (1982-1986); Virgilio Barco (1986-1990); César Gaviria Trujillo (1990-1994); Ernesto Samper Pizano (1994-1998); Andrés Pastrana Arango (1998-2002).

Características económicas del fin de siglo en Colombia: la crisis económica mundial de los setenta, afectó el volumen y el precio de las exportaciones colombianas. La economía del país, que había crecido a ritmo sostenido durante la violencia y el Frente Nacional, comienza a disminuir sus índices de productividad. Con López Michelsen (1974-1978), Julio César Turbay Ayala (1978-1982) y Belisario Betancur (1982-1986); se inicia timidamente, en forma muy gradual y lenta, un período en el cual la política económica será guiada por una nueva corriente de pensamiento, impuesta desde los países más desarrollados; el neoliberalismo económico, el cual le impondrá al Estado: 1) el abandono del papel de regulador de la vida económica, para velar por un mínimo nivel de equidad social y de distrubución menos injusta de las riquezas, ante la ambición desmedida de algunos grupos sociales. 2) el abandono de sus funciones sociales como la educación, la salud, seguridad social, etc., buscando la disminución de los gastos del Estado (gasto público) 3) la apertura de sus mercados a los productos extranjeros, mediante la disminución de los aranceles o impuestos a las importaciones. 4) el estimulo de las exportaciones. Según esta teoría, el Estado y sus gobernantes, solo deben ocuparse de la justicia y el control político y militar, entre tanto deben dejar las cuestiones económicas y sociales en manos de organismos privados, los cuales se regularán por ellos mismos en un ambiente de competencia. En estas circunstancias, el país se ha lanzado a exportar y a competir en los mercados internacionacionales, llevando sus productos a otros países, con unos resultados contradictorios: estamos convertidos en un enorme supermercado de productos extranjeros, tanto de productos agrícolas como industriales; mientras nuestra agricultura esta quebrada y nuestra industria estancada, porque difícilmente pueden competir con la agricultura y la industria extranjeras.

Hubo tres factores que hicieron que en Colombia, la crisis de los setenta, no fuera tan crítica como lo fue para otros países latinoamericanos: el incremento en la producción petrolera, el aumento en los precios internacionales del café que generó una bonanza cafetera y especialmente, la cantidad de divisas (dólares) que empezaron a moverse por el tráfico ilegal de drogas.

Sin embargo, para la década de los ochenta, la crisis económica fue severa en el país, como reflejo de la crisis mundial. Los países ricos disminuyeron sus compras a los países pobres y bajaron los precios de los productos de exportación. Se acabaron la bonanza cafetera y petrolera, disminuyó la exportación de textiles y las ventas a países vecinos como Venezuela , muchas empresas grandes, medianas y pequeñas quebraron, se aumentó el desempleo y aumentó la economía informal. Por si fuera poco, la deuda externa creció en esta época a mayor velocidad que en épocas anteriores, era tan grande que para pagar las cuotas y los intereses, se gastaba más de la mitad del dinero que le entraba al país por exportaciones. Por pagar la deuda, el país se quedaba sin dinero para hacer obras de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos. Y como la deuda era superior a los ahorros o reservas del país; automáticamente se cerraban las puertas en los bancos extranjeros para prestarle a Colombia. Las cifras hablan solas, veamos: en diciembre de 1984, las reservas internacionales llegaban a los 1.800 millones de dólares, mientras que la deuda externa estaba en 11.700 millones de dólares. En este período, la producción y venta de narcóticos como manera de vivir hizo en firme su aparición y llego a tener un gran auge. Nuevamente, la cantidad inmensa de divisas que este negocio ilegal dejó al país durante la grave crisis de los ochenta, hizo que esta fuera menos severa que en otros países latinoamericanos. La década de los noventa se inicia con César Gaviria (1990-94) en el poder, y con una nueva constitución política que despeja el camino para aplicar las políticas económicas neoliberales, modernizar el estado y entrar de lleno en los mercados internacionales. César Gaviria fue quien asumió de lleno el modelo neoliberal, que se venía aplicando muy sutilmente en Colombia, de hecho ha sido quien lo ha aplicado en forma más drástica. Eso implicó despedir a miles de empleados del Estado, vender empresas del Estado a particulares (privatización- ley 100 de 1993), liberar las importaciones y exportaciones reduciendo impuestos (del 50 al 12% entre 1990-92) y procedimientos, disminuir los gastos del Estado en inversión social, etc. La consecuencia obvia ha sido el aumento constante en las tasas de desempleo, la crisis de la mediana y pequeña industria que no tienen la tecnología para competir con los productos extranjeros, la quiebra del agro que tampoco tiene forma de competir con productos extranjeros que los países más ricos no solo protegen, sino que subsidian y apoyan con créditos baratos. Los más beneficiados obviamente, han sido los grandes grupos económicos, que tienen el capital para cambiar las máquinas viejas de sus industrias por nueva tecnología (reconversión) y de este modo pueden entrar a competir con los productos extranjeros que llegan y al mismo tiempo, pueden llevar sus productos a competir en el exterior. El otro sector altamente beneficiado con la aplicación del modelo económico neoliberal en Colombia, ha sido el sector financiero, es decir los bancos y corporaciones de ahorro y crédito. El gobierno las ha protegido y apoyado con leyes, subsidios e impuestos (como el 3x1000), para que se mantengan solventes y rentables. Por supuesto, casi todas estas instituciones están en manos de los mismos grandes grupos económicos que controlan la industria y el comercio a gran escala en el país o están en manos de grupos económicos extranjeros, como el Banco Santander, Bilbao, Vizcaya entre otros otros. La tarea de este sector es captar todo el ahorro de los ciudadanos (a muy bajo interés) y las ganancias de sus propias empresas (que es bastante) y prestarlo (con altas tasas de interés) a otras personas, sea porque quieran crear pequeñas y medianas empresas o porque vayan a invertir en otras cosas como vivienda, viajes, carros, etc. De este modo su riqueza se esta multiplicando siempre más y más. Como quienes gobiernan en el país, son precisamente los miembros de las más altas clases sociales, al aplicar el modelo neoliberal, se han beneficiado notablemente, en todos los aspectos: industrial, comercial y financiero. El resultado ha sido un aumento en la concentración de la riqueza de unos pocos, mientras la gran mayoría de la población lo único que acumula es pobreza y falta de oportunidades de una mejor calidad de vida. El único pequeño problema ha sido que al acumular riqueza a costa del desempleo de miles, de prestamos para vivienda a tan altos intereses que la gente no puede pagar, a costa de la quiebra de miles de pequeñas y medianas empresas, de la reducción de la educación y la salud para los más pobres, etc., han ido generando una miseria social generalizada, que ha se ha transformado en múltiples formas de violencia: guerrillas, bandas, violencia intrafamiliar, delincuencia, drogadicción, prostitución, etc., que ponen constantemente en peligro no solo sus riquezas y sus bienes, sino también sus propias vidas. Para terminar, mostraremos con los porcentajes de las exportaciones colombianas en 1995, la forma como los diferentes sectores económicos han evolucionado para el final de siglo en el país: el café, representó el 20% de las exportaciones; carbón y petróleo el 33%; otros productos agrícolas (banano, flores, etc.) el 10%; y los productos industriales (textiles, alimentos, cueros, etc.) el 34%. Vemos como el sector industrial ocupa el primer lugar en las exportaciones, mientras el café va ocupando un tercer lugar en las exportaciones, cuando para 1976 representaba un 55% de las exportaciones del país.

Características políticas del fin de siglo en Colombia : el paso del Frente Nacional a un régimen de democracia abierta no ha sido fácil para el Estado Colombiano. El Frente Nacional acostumbró a los dos partidos tradicionales a compartir el poder y los cargos públicos para sus seguidores por iguales partes. Por eso una tarea importante que tuvieron los gobernante posteriores al Frente Nacional, fue crear las condiciones necesarias para una democracia más abierta, que permitiera ingresar a los espacios de poder a otros grupos sociales que iban creando nuevos partidos. Esta ha sido una tarea difícil, pero al terminar el siglo, se puede afirmar que poco a poco y en forma lenta, dolorosa y sangrienta, se ha ido logrando que los partidos tradicionales no sean la única alternativa y han ido surgiendo y ganando apoyo por parte de la sociedad, otros partidos independientes, provenientes de diferentes sectores sociales. De otro lado, los presidentes de final de siglo en Colombia debieron enfrentar el conflicto con las guerrillas que buscaban tomarse el poder y que contaron con el apoyo del mundo soviético hasta antes de su caída a finales de la década de los ochenta, especialmente la URSS y Cuba; y después fueron incursionando en el negocio de las drogas, hasta convertirlo en su principal fuente de financiación, al lado del secuestro, la extorsión y otra gran cantidad de actividades, negocios e inversiones legalemente establecidas, que realizan a nivel nacional e internacional. Pero la guerrilla no fue el único grupo generador de violencia en el país para final de siglo; el inmenso poder económico de los grupos de narcotraficantes, que desde la década de los setenta comenzaron a crecer, les permitió financiar sus propios ejércitos privados, fueran grupos de autodefensas o bandas de sicarios, para resolver sus problemas entre carteles, o con frentes guerrilleros que les pretendían extorsionar, o con representantes del gobierno que los pretendieran perseguir, extraditar o perjudicar por medio de leyes y procedimientos judiciales. El gobierno de Virgilio Barco (1986-90), ve agudizarse este conflicto, cuando por presión de E.U. se reanuda la extradición de narcotraficantes y la extinción de sus dominios. Esto desencadenó una guerra con los narcotraficantes, quienes llevaron a cabo acciones terroristas y asesinatos indiscriminados. Esta guerra se extendió hasta la campaña electoral de 1990 y fueron asesinados Bernardo Jaramillo Ossa de la UP, Carlos Pizarro León Gómez del M-19 y Luis Carlos Galán, del Nuevo Liberalismo. Todos estos asesinatos se atribuyeron al narcotráfico y al paramilitarismo. Con toda esta guerra incluida, el narcotráfico logró penetrar y corromper hasta tal punto la vida política del país y financiar tantas campañas, que aún al final del siglo durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-98), se le realiza a este presidente y a varios congresistas, un juicio, conocido como el proceso 8000, en el cual se demuestran los nexos de muchos funcionarios públicos con los narcotraficantes, financiando sus campañas, para luego obtener favores políticos e ingerencia en el manejo del Estado. Los gobiernos de finales de siglo, se tuvieron que ocupar además de lo anterior, de aplicar las políticas neoliberales que los organismos internacionales exigían para hacer los prestamos necesarios para acometer las obras públicas que el país necesitaba. Como ya vimos, estas exigencias incluían bajar impuestos a las importaciones y exportaciones; disminuir los gastos del Estado despidiendo empleados y pasando sus funciones como salud, educación, seguridad social, etc., a empresas privadas; vender las empresas del Estado a empresarios nacionales o extranjeros (bancos, telecomunicaciones, etc.); apoyar con reducciones de impuestos y créditos baratos la modernización de las industrias vía reconversión (cambio de maquinarias viejas por nueva tecnología), etc. Finalmente, como es obvio, los gobiernos tenían que ocuparse de inventar diferentes planes sociales, para que no se pudiera decir que el Estado solamente implementa políticas neoliberales que benefician a los grupos económicos más poderosos, sino que también da ayudas a los más pobres, por medio de programas de erradicación de la pobreza absoluta, de nutrición, vivienda sin cuota inicial, desarrollo rural integrado, estimulo a famiempresas, etc. Por supuesto, estos programas nunca alcanzan un porcentaje demasiado significativo del presupuesto nacional, porque la mayor parte del dinero del presupuesto se debe invertir en pagar la deuda externa, fortalecer las fuerzas armadas y cancelar los salarios de los empleados públicos. De este modo, En conclusión, podemos hablar de cuatro grandes tareas que tuvieron que realizar los presidentes colombianos desde 1974 hasta el 2000: 1) La democratización y la apertura de la vida política del país que se había estancado durante el Frente Nacional al controlar el poder únicamente los dos partidos tradicionales. 2) La lucha contra la violencia guerrillera y la violencia que desató el fenómeno del narcotráfico (narcoterrorismo) al financiar grupos de autodefensa y bandas de sicarios organizadas en las zonas marginadas de las grandes ciudades. 3) La modernización del Estado y de la economía acorde con el modelo económico neoliberal impuesto por los grupos económicos más poderosos de los países más desarrollados del mundo. 4) Programas y planes de inversión social, para aminorar el impacto que las nuevas políticas económicas tienen sobre la población más pobre y de ese modo evitar desordenes sociales que pueden resultar muy costosos y violentos. Como podemos ver, por ninguna parte aparecen esfuerzos por lograr una distribución más equitativa de la tierra, vía reforma agraria; una distribución más equitativa de la riqueza nacional vía salarios más justos; un control más riguroso desde el Estado hacia las entidades financieras para que se preocupen menos por aumentar su riqueza con altos intereses y más por apoyar el desarrollo económico y social de los ciudadanos; una preocupación por educar con calidad a los sectores más pobres, para que se conviertan en futuros científicos, empresarios, artistas, pensadores y productores de riqueza y bienestar para sus familias y para el país; una preocupación por proteger las industrias nacionales y el agro, como lo hacen los países más desarrollados, esos que exigen a los pueblos más débiles abrir sus mercados, mientras cierran y protegen los mercados propios, para defender sus industrias. No podríamos terminar esta descripción de las principales características de la vida política colombiana de final del siglo XX, sin hablar de tres eventos: los diálogos de paz realizados en las décadas de los ochenta y noventa, la guerra sucia y la nueva constitución política de 1991. Los diálogos de paz, que fueron una iniciativa del presidente Belisario Betancur, tienen su historia, Veamos. Durante el gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala (1978-82), se implementó con la ayuda de los E.U. el estatuto de seguridad, buscando controlar el orden público alterado por las acciones guerrilleras. Esta forma de manejar el conflicto generó gran desprestigio a nivel nacional e internacional para el gobierno; por eso Belisario Betancur (1982-86) decide emprender una política de diálogos de paz durante su gobierno, de tal modo que suspende el estatuto de seguridad y propone una amnistía para los alzados en armas y la participación en la política y las decisiones del país como partidos. Además propone la elección popular de los alcaldes, buscando democratizar la vida política del país. El resultado de este proceso es que las FARC crean un partido político “La Unión Patriótica” (UP), la cual gana 16 alcaldías en 1988. Sin embargo, en dos años fueron asesinados 2000 miembros del partido y los dos candidatos presidenciales: Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo. (Esta guerra sucia que seguirá acabando con las vidas de defensores de derechos humanos, líderes sindicalistas y estudiantiles, etc., seguirá vigente en el país) lleva a romper conversaciones con las FARC y los otros grupos que también se habían involucrado en los diálogos: el M-19 y el EPL. Durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-90), se reanudan diálogos con algunos grupos y se logra la desmovilización del M-19 y su ingreso a la vida política como partido. Los gobiernos que siguieron buscaron una salida política para el conflictos armado colombiano. Cesar Gaviria (1990-94) logro que un frente del ELN y otro del EPL, se incorporaran a la vida civil. El presidente Andrés Pastrana (1998-2002), llegó a otorgar una porción de territorio del país para llevar a cabo el proceso de negociación, aún en medio de la guerra; sin embargo, el recrudecimiento de fenómenos como el paramilitarismo, los contínuos ataques a la población civil y la presión internacional en el contexto de la lucha antiterrorista mundial, no han hecho posible la salida pacífica de un conflicto armado que para final del siglo XX había hecho de Colombia uno de los países más violentos del mundo, con elevadísimas cifras de homicidios, secuestros, desplazamientos, extorsiones, atentados contra la población civil y la infraestructura, etc. Finalmente, el otro hecho político importante del final de siglo en Colombia, fue la elaboración de una nueva Constitución Política, la de 1991, promulgada durante el gobierno de César Gaviria (1990-94). Dada la crisis social y política que atravesaba el país y en vista de que el Congreso que era el único organismo autorizado por la ley para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, se negaba a hacerlo, cobro fuerza una iniciativa extra-legal: la séptima papeleta. El 11 de marzo de 1990, se estaban eligiendo: alcaldes, concejales, diputados, representantes a la cámara, senadores y candidato del partido liberal a la presidencia. Es decir que cada ciudadano depositaba 6 papeletas en las urnas. Aunque ningún otro voto estaba autorizado por las autoridades, la gente acogió el llamado a incluir en las urnas una séptima papeleta que decía: “voto por una asamblea Constituyente que reforme la Constitución de Colombia y determine cambios políticos, sociales y económicos para el pueblo”. Aunque estos votos no se contaron, fue evidente que había un respaldo mayoritario de la población. Esto desencadenó los acuerdos y decisiones del gobierno para hacer una convocatoria formal y realizar una Asamblea Nacional Constituyente. La séptima papeleta fue un acontecimiento político que no tuvo reconocimiento jurídico, pero sí efectos concretos. El presidente Virgilio Barco, llamó a un nuevo voto el 27 de mayo de 1990, cuando había elecciones presidenciales. Esta vez la registraduría debería contar los votos de una papeleta para que el pueblo decidiera si hacía o no una Asamblea Constituyente. Con la manifestación de la mayoría de los votantes a favor, se convocó semanas después a una Asamblea Constitucional. El pueblo por votación eligió a 70 delegados de diferentes partidos políticos, los cuales se reunieron entre el 4 de febrero y el 5 de julio de 1991 y redactaron la nueva constitución colombiana. En esta visionaria y progresista constitución, se ampliaron los derechos humanos; se crearon las acciones de tutela, acciones populares y acciones de cumplimiento, como mecanismos de protección de los derechos de los ciudadanos; se crean la vicepresidencia, la fiscalía, la corte constitucional y la defensoría del pueblo; se incrementan los mecanismos de participación de los ciudadanos en el gobierno (iniciativa legislativa popular, referendo, consulta popular, revocatoria del mandato, etc); se plantean las bases para un reordenamiento del territorio; se plantea la libertad de culto; etc. En suma, la constitución ofrece las bases jurídicas para que el Estado sea más de todos los colombianos, queda por hacer el trabajo más importante y que es tarea de los ciudadanos, darle vida y hacer realidad esa propuesta teórica que es la constitución, apropiarse de los asuntos del país y participar activamente en la vida política, para que todo aquello no sea letra muerta.

Características sociales y culturales del fin de siglo en Colombia: los 23 millones de colombianos que había para 1973, a finales del Frente Nacional, se convirtieron en unos 40 millones, para el año 2000, de los cuales un 77% se encontraban en las áreas urbanas. La década de los setenta comienza con un esfuerzo notable por parte del Estado por superar los desequilibrios internos, debido al desordenado crecimiento de las cuatro grandes urbes más industrializadas, las cuales se encuentran rodeadas en las periferias por grandes cinturones de miseria. La idea es entonces impulsar nuevos centros de crecimiento social y económico para disminuir los flujos migratorios hacia las grandes ciudades. Se crean entonces programas y proyectos de inversión en las ciudades intermedias, se le da fuerza en los planes de ordenamiento territorial a las áreas metropolitanas o municipios cercanos a los cuatro grandes polos de desarrollo, se aumentan los dineros para departamentos y municipios por parte del gobierno nacional a través del situado fiscal, se da mayor autonomía administrativa a los municipios para que manejen sus recursos e incluso a nivel político se eligen por voto popular alcaldes y gobernadores, cuando antes eran nombrados por el presidente. Para final del siglo XX, encontramos una sociedad colombiana que pasó de ser rural a urbana y las cifras son claras: entre 1938 y 1993 que se realiza el último censo del siglo XX, en Colombia, la población urbana pasa del 30% al 75%. Sin embargo, a nivel social, el final del siglo XX en Colombia, ha estado caracterizado por el deterioro permanente de las condiciones de vida de la población más pobre, lo cual ha conducido a múltiples formas de descomposición social y familiar y como es obvio, a diversas formas de violencia como la insurgencia organizada de las guerrillas, pasando por el paramilitarismo, el sicariato, las bandas juveniles de delincuencia común organizada, la violencia intrafamiliar, la prostitución, la trata de blancas, el desempleo, el subempleo, las protestas de trabajadores y estudiantes. En este contexto, se incrementa radicalmente el desplazamiento al interior del país y al interior de las mismas ciudades. Los conflictos entre guerrilla y paramilitares, desplazaron al finalizar el siglo, más de un millón y medio de campesinos, en su mayoría mujeres y niños, del campo a la ciudad. En los barrios, las amenazas y conflictos entre bandas y grupos al margen de la ley o entre guerrilla urbana y paramilitares, obligan al desplazamiento dentro de la misma zona urbana. Aquí es importante señalar el fenómeno socio-político que son los grupos de autodefensas, los cuales se fortalecieron al final de la década de los ochenta, durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-90). Estos grupos que han contado con el apoyo del narcotráfico y de algunos sectores del ejército, comenzaron por zonas como el Magdalena Medio, Boyacá, Córdoba, Urabá, Sur del Cesar y Santander y terminaron uniéndose para formar las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas por Carlos Castaño. La función de los paramilitares en el país ha consistido en: facilitar el incremento de la concentración de la tierra en manos de narcotraficantes especialmente, defender al narcotráfico y más tarde a comerciantes, ganaderos, industriales y otros sectores de la clase alta de diversas regiones, de las amenazas de secuestro y extorsión de la guerrilla. Su objetivo es exterminar a la guerrilla en los lugares donde se encuentra y tomar el control de dichos territorios. La fuente de financiamiento más importante, tanto para la guerrilla como para las autodefensas, ha sido el narcotráfico. Al finalizar el siglo, tanto autodefensas como guerrillas, han extendido su guerra por el control territorial del campo a la ciudad, por lo cual es frecuente que ya no sólo se presenten enfrentamientos en las zonas rurales, sino también en los barrios periféricos de las grandes ciudades, donde la presencia del Estado es débil. Por si fuera poco, el fenómeno de la violencia, el desempleo y la falta de alternativas, ha llevado a más 1.3 millones de colombianos a emigrar a otros países, la mayoría de los cuales, trabaja en condiciones desfavorables por su situación de ilegalidad. Para aumentar el círculo vicioso, el incremento de los secuestros, los atentados contra infraestructura y la sociedad civil, la continua violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, crearon al final del siglo XX, una imagen caótica de Colombia en el exterior, que disminuye el nivel de las inversiones extranjeras en el país, el turismo, etc. A nivel interno, la situación de inseguridad generalizada, trajo como consecuencia la desconfianza y desmotivación para la inversión y el efecto fue la fuga de grandes capitales, cuyos dueños prefirieron invertir en el extranjero. Todo esto trajo como consecuencia un crecimiento de la crisis económica, que fue generando mayores niveles de deterioro a nivel social y más violencia.

A nivel cultural, el final del siglo XX, trajo un proceso de apertura y globalización, como efecto de la tarea educativa tan efectiva de los medios masivos de comunicación y de los desarrollos de la informática , la telemática, etc. La televisión por cable, el cine, la internet, etc., permiten la comercialización de productos, de modas, de modos de vida, de gustos, de opiniones, etc., que terminan haciendo circular en la sociedad múltiples formas de pensamiento y de expresión cultural. Aparecen fenómenos como el satanismo, las sectas religiosas que rápidamente se propagan, las tendencias musicales diversas, el esoterismo, la bioenergética, modas, productos de todo tipo, en fin, los medios hacen publicidad y crean necesidades de todo orden y las grandes industrias se encargan de satisfacerlas. La influencia extranjera penetra por todos los medios y al mismo tiempo el país se proyecta al exterior con su música (Aterciopelados, Shakira, Carlos Vives, Juanes, etc.), su literatura (García Marquez, Alvaro Mutis), su cine (Víctor Gaviria, Sergio Cabrera), sus artes plásticas (Botero, Obregón, Caballero, Morales), los festivales internacionales de teatro, poesía, etc.

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