Doctrina Geopolítica del Brasil y Expansión de la Amazonía

Doctrina Geopolítica del Brasil y Expansión de la Amazonía

Doctrina Geopolítica del Brasil y Expansión de la Amazonía

El autodenominado “país continente”, al que también le gusta ser citado como “O mais grande do mundo”, viene acelerando su marcha hacia el Oeste con una visión geopolítica de defensa de la soberanía nacional, continua ...privatizando territorios de poblaciones indígenas y campesinas, recursos naturales y ríos; profundizando de esta manera la desnacionalización de nuestra economía. Brasil acorde a su geopolítica de expansión y ocupación de la amazonia peruana, ahora pretende construir el proyecto de la Hidroeléctrica de Inambari para beneficio propio y de las grandes transnacionales que operan en dicho país. De esta manera, el denominado “país continente” viene acelerando su marcha hacia el Oeste y gobiernos como el nuestro, carentes de una visión geopolítica de defensa de la soberanía nacional, continua privatizando territorios de poblaciones indígenas y campesinas, recursos naturales y ríos; profundizando de esta manera la desnacionalización de nuestra economía. Un nuevo modelo de acumulación por desposesión, que se justifica ahora ululando por doquier que eso es “modernidad” y genera más empleo en el Perú. Nos informan también, que el megaproyecto Inambari en términos de generación de energía sería la mayor represa del Perú y la quinta de América Latina, con un área de inundación de más de 46,000 hectáreas, que afectaría la carretera asfaltada del tramo IV- etapa 3 en actual ejecución y que obligaría su modificatoria del trazo inicial de la carretera interoceánica Sur en el tramo que une al distrito de San Gabán con el puente de Inambari de 61,5 kilómetros. Afectaría también la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene, hogar de miles de especies únicas en el mundo y declarada maravilla natural por la National Geographic Society.

Asimismo, se afirma que esta gran represa tendría enormes repercusiones económicas en términos de endeudamiento externo, de impactos directos de desplazamientos humanos, cambios económicos y sociales, inundación de tierra fértil escasa, deforestación, eliminación de la fauna, alteración del sistema hidrobiològico y de ecosistemas terrestres aledaños. Así como también impactos indirectos como la invasión de áreas protegidas y de territorios indígenas, más deforestación, de la desaparición de áreas de la selva baja, desaparición de la biodiversidad, de la flora y fauna, la eliminación de 410 kilómetros cuadrados de bosques, que significa la muerte de 41 mil hectáreas de selva que contiene árboles, animales, minerales y aguas, la desaparición de toda infraestructura de educación, salud, vivienda de los pobladores de los 28 centros poblados, entre otras. Desde luego, esta construcción de la Hidroeléctrica de Inambari de parte de Brasil, no obedece a razones de “Integración Regional” en igualdad de condiciones, por el contrario se imbrica con su proyección geopolítica, de ocupación y dominio de la amazonia, de un expansionismo que se sintetiza en la “marcha hacia el oeste” bajo el comando de las grandes transnacionales, que vienen siendo protegidos y amparados por el Estado y su gobierno de turno, las mismas que se inscriben en la “doctrina de los círculos concéntricos”, según la cual los países limítrofes de Brasil, constituyen su “zona de influencia inmediata” y los demás de Sudamérica como “zonas de influencia directa”. Teorías que se inspiran indudablemente en lo dicho por el general prusiano Karl Haushoffer y el “padre de la geopolítica” el alemán Ratzel, que señala en el sentido de que “cuanto más fuerte es la situación del vecino, tanto más dependiente es un determinado pueblo de ese vecino y tanto más fuerte puede influir aquel” Brasil acorde a esta doctrina geopolítica del “espacio vital”, ahora viene tensionando su expansión hacia el oeste y el Perú está precisamente en el oeste de Brasil.

Sus métodos de ocupación y expansión por el momento se viene traduciendo en el nivel diplomático de la “vía pacífica”, de celebrar acuerdos, “tratados de integración Energéticas” y la llamada “Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericano” (IIRSA), con las cuales de manera sutil viene ocupando a través de sus grandes empresas transnacionales territorios de las poblaciones indígenas y comunidades campesinas. Su poderío militar mostrado últimamente y que sirve para garantizar a las transnacionales, por el momento queda reservado para su oportunidad. Así, enmarcado dentro de la concepción geopolítica de la “marcha hacia el oeste” aparece el engendro de la “Iniciativa para la Integración de la Infraestructura regional Sudamérica (IIRSA), un megaproyecto que se constituye en una de las principales herramientas, tendientes a facilitar la ocupación de territorios y movilización de mercancías de Brasil. Sus objetivos nefastos, ya fue desenmascarada por el “Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), que señalan con suma razón que IIRSA, es un Plan donde todos los caminos, aeropuertos, hidrovias, ferrocarriles, etc, existentes y los que se proyecten en los países de Sudamérica, son planificados pero desde arriba, no en función de las necesidades de los pueblos, sino para que las grandes empresas puedan hacer circular libremente su mercancía y explotar los recursos naturales de acuerdo a sus intereses. Para lo que argumentan en el sentido de que IIRSA es un intento de “integrar” a Sudamérica, incluso de “integrar” a las regiones más marginados del país con las ciudades más importantes y se dice que estos proyectos son “para nosotros”. Señalan de la misma manera, que con IIRSA se integrará la infraestructura. Pero la única infraestructura que interesa “desarrollar” IIRSA son las infraestructuras económicas. Si antes, nos dicen, era el gobierno el que planificaba las carreteras, las hidrobias, los aeropuertos y los ferrocarriles, ahora con IIRSA se quiere que sean las empresas privadas las que planifiquen todo esto. Por supuesto, no lo harán para mejorar los servicios para la población, sino en función de sus ganancias económicas. Si una carretera no representa un interés económico para estas empresas, no será considerada como prioritaria.

De acuerdo a esta concepción que maneja IIRSA se ha realizado el denominado “corredor Vial interoceánica Sur Perú- Brasil” o carretera interoceánica, cuyo asfaltado a la fecha está muy avanzado. Los Gobiernos de turno, pregonan que con esta carretera interoceánica, el país se integrará a regiones, será una gran facilidad para nuestro despegue económico y otros sermones. Sin embargo, la realidad es otra, ya que esta carretera interoceánica no es más que un corredor de tránsito de mercaderías de Brasil, que en su afán de ser una potencia quiere el dominio de dos mares, siendo fundamental en su política expansionista la salida al Océano Pacífico. Otro de los corredores que adquiere importancia creciente en su estrategia de expansión brasileña es el denominado “Eje Bolivia- Perú- Brasil” que abarca la zona de Madre de Dios- Acre- Pando (MAP), que para materializar su llamada “Integración Regional” con los puertos del Pacífico y los grandes centros de consumo de los tres países, viene generando previamente una “opinión pública” y concientización a través de eventos que se realizan con la participación de muchos intelectuales convertidos en apologistas e ideólogos del IIRSA, que pregonan sobre las bondades del MAP. Petrobras, es otro símbolo de la expansión y ocupación brasileña en el país. Es la que viene realizando exploraciones y prospección en las extensas áreas de la amazonia, en lugares donde viven pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario, tiene su subsidiaria que es la Energía Perú S.A. Cuenta con el respaldo del poderoso Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), quien viene financiando los grandes megaproyectos que se levantan en América del Sur, incluido el IIRSA. Esta empresa, ha sido seriamente cuestionada tanto en Bolivia y Ecuador, por cuanto de que su presencia en muchos casos ha sido de manera ilegal. Pero frente a estos conflictos de carácter estratégico de defensa de la soberanía nacional de estos países, siempre ha intervenido el Estado Brasileño con Lula a la cabeza que les ha presionado a los gobiernos débiles para resolver a favor de esta Empresa del Petrobras, al linde de que el canciller Amorin supo manifestar en el sentido de que “vamos a defender a Petrobras como defendemos a nuestra selección de futbol”. Las cosas entonces están bien claras, sino se resuelve a “buenas” a favor de las transnacionales brasileñas, se resolverá con la presencia militar en estos países recolonizados como la nuestra. La expansión de Brasil, no solamente se viene realizando a través de sus empresas como Votarantim Metais (VM), que está en la refinería de Zinc Cajamarquilla, el Grupo Gerdau, en Siderperù, Energía Perú S.A; sino que se proyecta también su acumulación de capital mediante el despojo de comunidades indígenas de la amazonia peruana, para lo cual se ha venido generando condiciones de seguridad jurídica, que se conocieron con el nombre de la “Ley de la Selva”, que tenían por objetivo vender tierras para cultivos destinados a los agrocombustibles, en la que las trasnacionales de Brasil estuvieron sumamente interesados. Los antecedentes de Brasil en este tipo de ocupación mediante el despojo de tierras ya fueron denunciados por muchos investigadores sociales como Mathias Luce, que señala sobre la apropiación de terrenos en Uruguay. De igual manera en Bolivia, en la que se dice sobre la existencia de cerca de 200 mil brasileños en tierras bolivianas, a los cuales se les conocen con el nombre de “brasivianos”; en Paraguay de igual manera existen grandes latifundios controlados por brasileños y que se dedican al cultivo de la soja, a ellos se les conoce con el nombre de “brasiguayos”. Como se puede columbrar, la geopolítica energética de Brasil, responde a un proceso de acumulación capitalista, de rápido crecimiento económico mediante el despojo de los medios de producción a las comunidades campesinas e Indígenas, en la que el saqueo suministra a las grandes trasnacionales tierra, materias primas y trabajadoras que son convertidos en desempleados, indigentes y migrantes. Es más, la construcción de represas es todo un negocio, en la que empresas como Odebrecht, Andrade Gutiérrez, entre otras, rivalizaran en la ejecución de estas obras, generando todo un proceso de corrupción, que ya se ha venido denunciando en Brasil y que son similares a los llamados “petroaudios” ocurridos en el Perú. De esta manera, el “desarrollo energético” que lleva Brasil, es para satisfacer a sus grandes empresas, de los agronegocios, de desarrollo industrial del agrobusiness, de exportación de soyas transgénicas, las mismas que requieren para producir sus mercancías cantidad altísima de energía eléctrica. Por eso, con el actual Presidente Lula da Silva se viene intensificando el incremento de los recursos energéticos a través de su denominado “Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), en la que no solamente se construyen represas en territorio de Brasil, sino que también se viene expandiendo al Perú, Bolivia y otros países colindantes, que con este modelo neoliberal tienen una economía reprimarizada, por lo mismo no requiere cantidad altísima de energía eléctrica como Brasil, ni urgencia de construir Hidroeléctricas faraónicas como la de Inambari. "Sea donde sea que haya una tiranía, el grito pidiendo justicia perdurara para siempre" Sin embargo, el Gran Sur peruano de manera prístina a través de los Frentes Regionales del Sur ya había acordado un Paro de 48 horas, demandando que el gas de camisea sea para los peruanos, que no se construya la Hidroeléctrica de Inambari que afecta a tres regiones: Cusco, Madre de Dios y Puno, en la que se afirma que los 2,000 megavatios beneficiaran solamente a las industrias brasileñas, que pagaran la suma irrisoria de 0,30 dólares el megavatios cuando el precio internacional es de 3 dólares. Sobre sus implicancias del Proyecto Inambari en lo económico, ambiental, social de fauna y flora silvestre, existe una vasta literatura producida por muchos estudiosos del tema. Se señala, que Brasil pretende construir seis represas en el Perú que son: Inambari (2,000MW), Vizcatan (750 MW), Sumabeni (1074 MW), Paquitzapango (2,000MW), Urubamba (940MW) y Chuquipampa (800 MW), cuyo costo total sería del orden de los 16 mil millones de dólares y la construcción de la Central Hidroeléctrica de Inambari costaría 4 mil millones de dólares. Desde luego, esta “integración energética” de carácter expansionista viene generando colisiones y tensiones sociales de defensa de soberanía entre los países colindantes con Brasil, como lo ocurrido en Paraguay, donde Brasil construyó la gigantesca represa hidroeléctrica binacional de Itaipù, bajo términos leoninos, desfavorables a Paraguay. Con Bolivia, viene generándose también problemas de carácter geopolíticos con la construcción de las represas del río Madeira, que ha sido duramente criticada, por generar problemas de carácter internacional de inundación al territorio boliviano. En suma, los métodos y formas de dominación imperialista son reproducidos ahora por el nuevo coloso del sur a lo que muchos lo denominarían como subimperialismo, un concepto acuñado por el teórico Ruy Mauro Marini. Un país, que viene disputando supremacía en América del Sur con el coloso del norte, que ya no quiere ser “socia menor” de los Estados Unidos. Por eso Brasil, ha conformado su MERCOSUR y viene implementando su geopolítica de la gran “marcha hacia el este”, acorde a sus “círculos concéntricos”, de ejecución de “Planes de Integración Regional” de generación de megaproyectos, similares al Plan Pueblo Panamá (PPP). Y toda esta estrategia expansionista, de ocupación y de acumulación capitalista mediante el despojo, será garantizado militarmente, para lo que cuentan con un acuerdo de Cooperación estratégico y Militar con Francia, asimismo tienen poderío naval con la construcción de un submarino nuclear, considerado como arma de disuasión sicológica. Así de esta manera la estrategia de Brasil, para ocupar la amazonia andina será a través de la vía pacífica o armada, dependiendo de la coyuntura política, de agudización de las contradicciones entre los países poderosos. Entonces, esta política expansionista, de establecimiento de “enclaves” en la amazonia peruana, de debilitamiento de la soberanía nacional y su consiguiente militarización de Brasil, debe hacernos reflexionar seriamente; tanto más si se tiene en consideración que con la globalización neoliberal las contradicciones y las colisiones interimperialista por el reparto de zonas de influencia se agudizaran. Por ello, es necesario su análisis serio y ponderado de los objetivos geopolíticos que tiene no solamente el coloso del Norte, el Brasil y Chile, sino también los nuevos bloques geoeconòmicos de países considerados como “economías de emergencia”, en la que están fundamentalmente China y Rusia, que para garantizar su crecimiento económico, se expanden y penetran en sociedades como la nuestra.

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