LOS VISOGODOS EN LA ÉPOCA DEL REINO DE TOLOSA

Como ya he mencionado en el capítulo anterior, a principios del siglo V logran los godos saquear el Roma. Bajo la dirección de Alarico quieren continuar hacia el sur, hacia África. Pero Alarico muere (en el año 411) y su sucesor Ataúlfo cambia de decisión y con permiso de Honorio, emeprador del Occidente, guía a su pueblo hacia la provincia romana de Galia. Logra el permiso a instalarse en el valle de Garrona. Este cambio total en la orientación política de los godos es un misterio. Unos dicen que es obra de Gala Placidia, hermanastra de Honorio. Este pacto entre los visigodos y el Imperio Romano es beneficioso para ambos participantes. El emperador quiere que los godos afirmen las posiciones del poder romano en la Galia del sur y que combatan los otros pueblos bárbaros en esta región. Los godos obtienen tierras y una posición excepcional en Aquitania.

Los godos se acostumbran rápido a esta región y empiezan a usar para su propio provecho y gobierno el aparato estatal del Imperio Romano. Este paso es muy importante para la creación del dominio estable y también para la incorporación de la gente galorromana en la sociedad dominada por los godos. En el año 415 los visigodos entran por primera vez en la Hispania como mandados del poder imperial. La situación en la escena política interior no goza de estabilidad, el terror de todos los reyes es el „morbus gothorum”. El nuevo rey de los visigodos, Walia, tiene muchos éxitos en la expansión a costa de otros bárbaros de esta zona. Establece Tolosa como la capital del reino visigodo.

El real ascenso de los godos en Aquitania comienza con la dominación de Teodorico I. Su posición en la política imperial llega a ser mucho más fácil con la muerte de Honorio y con la aclamación de Valentiniano III., hijo de Gala Placidia, por emperador. El Imperio Romano se halla en una crisis sin perspectiva y ya no tiene fuerza para someter a los visigodos bajo su obediencia. Pero lo más grave es su insolvencia hacia sus aliados y feudos. Esto produce rebeliones entre los bárbaros igual que entre los ciudadanos. El único político apto de la época es Aecio, el jefe superior del ejército romano. Él renueva en el año 439 el feudo con los godos. También la situación doméstica cambia. A través de la incapacidad del imperio la corte visigoda tolosana se hace con el poder decisivo en Galia. Esto influye también a la gente galorromana. Los nobles y terratenientes tienen dos posibilidades. Pueden permanecer en oposición inactiva contra la hegemonía de los reyes godos y confiar en la ayuda del emparador o pueden cooperar con los visigodos. La mayoría opta por la segunda opción. La nobilidad romana, incluso obispos católicos, se acerca a los príncipes bárbaros y busca su ayuda y protección. Los senadores consiguen oficios el la corte visigoda o en las ciudades. Los terratenientes poseen bienes y los ciudadanos siguen usando las leyes romanas. Su convivencia funciona a la perfección y empieza el proceso de unión de las dos naciones. Lo único que les separa es la religión. Los godos son arrianos y los galorromanos son en su mayoría católicos. Pero esto no causa problemas, las dos confesiones son aceptadas y son equivalentes, los obispos católicos pueden quedarse en sus posiciones. El imperio de Teodorico I. termina con la famosa batalla en los Campos Cataláunicos en el año 451, donde el rey de los visigodos fallece.

Con la victoria sobre los hunos los visigodos se transforman en el pueblo bárbaro más poderoso del Occidente. El aplomo de los reyes godos sube y el heredero del trono Turismundo se niega a renovar el feudo con el imperio y establece un reino independiente. Pero en dos años es asesinado por sus hermanos. El nuevo rey de los godos es Teoderico II que restablece la colaboración con el emperador Valentiniano. Vuelven a las expediciones a Hispania, contra los enemigos del imperio. Pero ahora ya dejan guarniciones permanentes en varios puntos estragéticos en estas provincias. En el año 455 son asesinados el jefe militar Aecio y también Valentiniano. Los godos apoyan a Avito, nuevo emperador que se ha proclamado en Tolosa y Narbona. Su papel en la política imperial es decisivo, los godos quieren controlar al emperador y al imperio y no hay nadie quien pueda impedírselo. También en la política expansiva alcanza Teodorico muchos éxitos, p.e. en la guerra contra los suevos en la península. Los visigodos ya no tienen rivalidad en Hispania y su gobierno civil pasa a sus manos.

Tras la muerte de Teoderico II. en el año 466 se hace con poder su hermano Eurico. Este nuevo rey ya no tiene que renovar necesariamente el feudo con el imperio. El importante poder de los visigodos provoca conflictos con sus vecinos bárbaros, como son los alanos en Hispania o los burgundios en Septimania. En el año 476 publica Eurico su código legal, que es una mezcla de las leyes godas y romanas, muy importantes son las leyes que rigen las relaciones entre romanos y godos. Con esta ley escrita y con el fin del imperio del Occidente en el año 476 el reino de Tolosa llega a ser la superpotencia de Europa de aquel tiempo. El único peligro grave lo representa el pueblo de los francos en la Galia de Este y Norte. Este pueblo bárbaro dirigido primero por Pipin el Breve y después por Clodoveo tiene muchos planes de expansión. Pero lo que es peor es su confesión católica. Esto inspira muchas simpatías entre los habitantes galorromanos del reino visigodo y a la vez produce una inestabilidad de la sociedad.

La situación empeora aún durante de la gobernación de Alarico II., hijo de Eurico quien murió en el año 484. El rey de los francos Clodoveo colabora con los otros bárbaros de Galia y también con la gente católica del reino godo. Es lógico que los católicos cooperen con un bárbaro católico y no con un bárbaro arriano al que consideran un hereje. En el año 501 se estalla la guerra entre los godos y los francos. La batalla decisiva tiene lugar en Vouillé cerca de Poitiers en el año 507. Los godos son derrotados y pierden casi todo su campo en Galia. Sólo con auyuda de Teoderico, quien domina Italia, matienen la zona de Narbona. La parte esencial de su dominio es ahora la Hispania, donde se crea su nuevo reino y donde empieza un capítulo nuevo de la historia de los visigodos.

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