La Jota Aragonesa
El término “jota” corresponde a un baile popular, nacido quizá en los albores del siglo XVIII en algún lugar desconocido de la Península Ibérica, y que alcanzó una gran difusión en ésta e incluso al otro lado del océano durante dos centurias. Pero si la llegada de los nuevos ritmos de finales del siglo XIX y principios del XX llevó a la jota a desaparecer totalmente como baile popular, en Aragón ha derivado de ella un estilo peculiar de canto poseedor de un carácter y una personalidad que lo distinguen claramente del resto.
El declive de la jota como baile popular comenzó ya durante el siglo XIX, aunque en paralelo, y principalmente gracias a la labor de los grupos folklóricos, que para entonces comenzaban su andadura, este género comenzó a experimentar un gran auge en espectáculos teatrales, como baile de salón y de academia e incluso como inspiración de obras musicales de concierto. En particular, la que pronto comenzó a ser conocida como la jota aragonesa atrajo desde bien temprano la atención de cantantes, músicos y bailarines dedicados al espectáculo.
Aunque nos estamos refiriendo a la jota de baile, el siglo XIX vio cómo ésta se transformaba en el característico modo de interpretar la jota cantando, sin baile ni acompañamiento de instrumentos, a ritmo lento y melismático, que tiempo después se ejecutaría al son de una rondalla y que hoy conocemos como la jota cantada (impropiamente llamada también jota de estilo) y que se ha establecido principalmente, y de manera destacada, en Aragón, recibiendo hoy de manera común y universalmente aceptada el calificativo de jota aragonesa.
El término “jota” corresponde a un baile popular, nacido quizá en los albores del siglo XVIII en algún lugar desconocido de la Península Ibérica, y que alcanzó una gran difusión en ésta e incluso al otro lado del océano durante dos centurias. Pero si la llegada de los nuevos ritmos de finales del siglo XIX y principios del XX llevó a la jota a desaparecer totalmente como baile popular, en Aragón ha derivado de ella un estilo peculiar de canto poseedor de un carácter y una personalidad que lo distinguen claramente del resto.
El declive de la jota como baile popular comenzó ya durante el siglo XIX, aunque en paralelo, y principalmente gracias a la labor de los grupos folklóricos, que para entonces comenzaban su andadura, este género comenzó a experimentar un gran auge en espectáculos teatrales, como baile de salón y de academia e incluso como inspiración de obras musicales de concierto. En particular, la que pronto comenzó a ser conocida como la jota aragonesa atrajo desde bien temprano la atención de cantantes, músicos y bailarines dedicados al espectáculo.
Aunque nos estamos refiriendo a la jota de baile, el siglo XIX vio cómo ésta se transformaba en el característico modo de interpretar la jota cantando, sin baile ni acompañamiento de instrumentos, a ritmo lento y melismático, que tiempo después se ejecutaría al son de una rondalla y que hoy conocemos como la jota cantada (impropiamente llamada también jota de estilo) y que se ha establecido principalmente, y de manera destacada, en Aragón, recibiendo hoy de manera común y universalmente aceptada el calificativo de jota aragonesa.