Las teorías sobre el poblamiento de América
Existen diversas teorías vigentes sobre el origen de los primeros habitantes de América. La más conocida es planteada por Alex Hrdlicka, la Teoría Asiática. Según ésta, fueron cazadores paleomongoloides de la Era del Hielo -Pleistoceno Tardío- quienes habrían cruzado el estrecho de Bering e ingresado por Alaska, en Norteamérica.
El antropólogo francés Paul Rivet plantea que, además de una inmigración asiática, también se produjo una oceánica, con oleadas de melanésicos y polinésicos, que habrían cruzado el Oceano Pacífico, para llegar por Centroamérica y Sudamérica, respectivamente. Otra teoría clásica es la del portugués Mendes Correa, quien sostiene una inmigración australiana por la ruta de la Antártida y la Tierra del Fuego.
Recientemente, el antropólogo estadounidense Bruce Bradley plantea una remota inmigración europea. Navegantes de raza caucásica y de industria lítica solutrense habrían cruzado el Atlántico para arribar a las costas orientales de Norteamérica. Bradley se basa en esqueletos humanos (Kennewick y y Caverna del Espíritu) y puntas líticas (Meadowcroft) encontradas en el este de EE.UU. que se asemejan sorprendentemente a los europeos del Pleistoceno Tardío.
Los orígenes y las evidencias arqueológicas
Los arqueólogos buscan incesantemente restos líticos y óseos que puedan dar luces sobre la historia del poblamiento inicial del continente americano. En casi todos los países de América se han hallado restos arqueológicos con fechados sorprendentes, algunos sobrepasan los 30 mil años de antigüedad; sin embargo, la mayoría de los descubrimientos son desestimados por la comunidad científica cuando sus restos son escasos o no acreditan una clara intervención humana. Por ejemplo, en diversos lugares se han descubierto piedras con formas de raspadores , cuchillas o hachas de mano, pero al parecer tomaron esas formas casualmente, debido a desprendimientos en las cuevas ocasionados por temblores o terremotos. Además, el fechado preciso de un instrumento lítico depende del material orgánico encontrado en su contexto y éste ha sido alterado muchas veces por factores naturales o humanos.
Los sitios arqueológicos más cuestionados o rechazados son aquellos que han recibido un fechado mayor a 13 000 años a.C. entre los que se encuentran:
Dawson City (Canadá), Old Crown (Canadá), Cálico Hills (EE.UU.), Lewisville (EEUU), Santa Rosa (EE:UU), Tlapacoya (México), El Bosque (Nicaragua), Paccaicasa (Perú).
LAS TRADICIONES LÍTICAS DE NORTEAMÉRICA: CLOVIS Y FOLSOM
Las tradiciones líticas confirmadas más antiguas de América, corresponden a las puntas Clovis (11000 a.C.) y Folsom (9000 a.C.), encontradas en territorios de Estados Unidos.
Las puntas Clovis fueron halladas principalmente en Nuevo México. Son puntas líticas acanaladas de 10 a 12 centímetros de largo y son casi perfectamente simétricas. Son bifaciales y filudas, realmente mortíferas para los mamuts que recibían los lanzasos. De forma semejante a los modernos cazadores de elefantes, los cazadores de mamuts se dividían en dos grupos; unos distraían al animal y otros arremetían para herirle en el vientre o en las piernas. Las puntas Clovis han sido ubicadas en diversos lugares de Norteamérica como Alaska, California, Nevada, Mississipi y México.
Posteriormente los cazadores de Clovis, cedieron lugar a los hombres de Fólsom, fabricantes de puntas de lanza acanaladas pero de menor tamaño. Estas puntas eran eficaces para la cacería de bisontes lanudos que se convirtieron en la presa preferida de los cazadores norteamericanos ante la extinción de los mamuts. El bisonte, durante miles de años, se convirtió en el principal sostén de los amerindios paleolíticos. Se aprovechó al máximo su carne en la alimentación, su duro cuero para el vestido y la vivienda, su estiércol seco como combustible, sus grandes cuernos y dientes para fabricar utensilios, armas y adornos.
En otras regiones del continente se han descubierto yacimientos líticos contemporáneos a Clovis y Folsom, entre estos destacan: Lago Maden (Panamá), Tequendama (Colombia), El Inga (Ecuador), Huargo (Perú), Guitarrero (Perú), Viscachani (Bolivia), Cueva Fell (Chile). Estos sitios tienen entre 12000 y 8000 a.C. y cuentan con la confirmación de la comunidad científica internacional.
NUEVOS Y SORPRENDENTES HALLAZGOS
Como ya mencionamos, los sitios arqueológicos con fechados anteriores a 13 mil años a.C. tienen muy escasa aceptación en la comunidad científica internacional, principalmente entre los especialistas estadounidenses seguidores de Alex Hrdlicka. La mayoría de arqueólogos, entre ellos el reconocido Tomás Lynch de la Universidad de Cornell, han rechazado tradicionalmente todos los sitios Pre-Clovis, aunque últimamente las excavaciones en Meadowcroft (EE.UU.) y Monteverde (Chile) les obligan a replantear el problema. Estos y otros descubrimientos recientes en Norteamérica y Sudamérica sugieren que la presencia humana en nuestro continente es anterior en miles de años a los hombres de Clovis.
EL HOMBRE DE MEADOWCROFT
Fue descubierto y estudiado por James Adovasio, en Pennsylvania, cerca de la costa atlántica de EE.UU. En la caverna de Meadowcroft se descubrieron abundantes utensilios líticos como cuchillos y puntas bifaciales, lascas y raspadores. En el sitio se encontró, además, abundante material orgánico producto de la flora y fauna que sirvió de alimento a los hombres de Meadowcroft. Los arqueólogos extrajeron setenta muestras de estos restos y contrataron distintos laboratorios. Los resultados fueron sorprendentes: Hasta 16000 años a.C. sobrepasando en cinco mil años a las famosas puntas Clovis. Instrumentos semejantes, con una antigüedad de 13 000 años a.C., fueron ubicados en Cactus Hill y Topper; también al este de los EE.UU.
Las puntas de lanza de las costas atlánticas norteamericanas no tienen la forma de las clásicas armas acanaladas de los Clovis. Más se asemejan a las puntas solutrenses halladas en España y Francia, del periodo Paleolítico Superior. Basándose en esto los especialistas Bruce Bradley y Dennis Stanford, del Departamento de Antropología del Instituto Smithsoniano de EE.UU., plantean una sorprendente hipótesis. Sin negar la inmigración paleomongoloide por la ruta de Bering, sostienen que hace 18000 años grupos de cazadores europeos habrían llegado en embarcaciones rudimentarias cruzando el Atlántico por el lado oriental de América del Norte.
EL HOMBRE DE KENNEWICK
En el nor-oeste de EE.UU. se descubrió, en 1998, el cráneo del Hombre de Kennewick. Sorprendentemente no se asemeja a un indio americano. Tiene la cara estrecha, la nariz prominente, mandíbula superior sobresaliente y su frente es larga y angosta. Los especialistas sugirieren que este hombre de 8000 años de antigüedad, se parece a un cruce entre los ainos del Japón y los polinésicos, sin embargo otros sostienen que sus rasgos son caucásicos. En una cueva de Nevada, al oeste de EE.UU, llamada Espíritu Cavernario se descubrió recientemente otro cráneo muy semejante al de Kennewick.
Basándose en estos restos óseos algunos científicos como Richard Jantz, de las Universidad de Tennessee, sugieren que grupos no mongoloides (Ainos del Japón) llegaron por vía transpacífica a las costas occidentales de Norteamérica y se habrían extinguido; sin embargo, otros, como el antropólogo Francisco Mena, de la Universidad de Chile, consideran que esta hipótesis se debilita con tres argumentos: “En primer lugar, la muestra de esqueletos es mínima y en muy pocos ejemplares se ha analizado el ADN, como para determinar su dotación genética. En segundo lugar, hay que considerar que en toda población existe una amplia diversidad. En tercer lugar, la morfología mongoloide, que caracteriza a las razas americanas no existía hace más de 10 mil años, ni siquiera en Asia, por lo que perfectamente estos primeros habitantes pudieron provenir de Siberia y tener otra apariencia que fue cambiando con el tiempo". Además, precisa que “ las diferencias entre los indios actuales y los cráneos antiguos no implicarían necesariamente una extinción y ni siquiera un reemplazo poblacional, sino tal vez solamente la desaparición de rasgos arcaicos por hibridaje con una mayoría diferente recién llegada".
HOMBRE DE TAIMA TAIMA
Taima Taima es una cueva ubicada en el estado de Falcón, en Venezuela. Su principal estudioso es Alan Bryan de la Universidad de Alberta (Canada) y tiene una antigüedad fechado de 13 000 años a.C. Los hombres de Taima Taima subsistieron con la cacería de enormes mamíferos y la recolección de frutos silvestres, habitaban en cuevas o en campamentos no permanentes y sus instrumentos eran de hueso y piedra. En el sitio arqueológico se han hallado puntas de proyectil lanceoladas, artefactos cortantes o lascas obtenidas al golpear trozos de cuarcita, raspadores, hojas bifaciales usadas como hachas y hojas con pedúnculo. Estos restos fueron ubicados junto a osamentas de mastodontes y megaterios de finales del Pleistoceno.
EL HOMBRE DE PEDRA FURADA
Pedra Furada es un abrigo rocoso ubicado al nordeste de Brasil y su excavación está a cargo de un equipo Franco-Brasileño dirigido por Niede Guidón. Inicialmente los arqueólogos estudiaban las pinturas rupestres ubicadas en la caverna, pero al encontrar evidencias de industria lítica los estudios tomaron un nuevo giro. Los arqueólogos tomaron 55 muestras orgánicas asociadas a las evidencias líticas que fueron sometidas a la prueba del Carbono 14. Los resultados arrojaron fechados que van desde los 6 000 a los 50 000 años a.C. Se ubicaron lascas y toscos instrumentos de cuarzo. También restos de fogones y cenizas.
Los resultados de Pedra Furada, sobre todo los fechados más antiguos han sido objeto de diversas críticas. El arqueólogo norteamericano Tom Dillehay sostiene que los supuestos artefactos de cuarzo y cuarcita son de las mismas rocas que se desprenden de la cueva. La intervención humana en estos restos no ha sido demostrada. Pedra Furada esta siendo severamente cuestionada y sus sorprendentes fechados más antiguos son desestimados por la comunidad científica internacional.
EL HOMBRE DE PEDRA PINTADA
Pedra Pintada es otro importante sitio paleolítico americano. La caverna se ubica en medio de la Amazonía brasileña. Los fechados alcanzan hasta 11 000 años a.C. Las muestras consisten en puntas de cuarzo, restos óseos de fauna tropical y pinturas rupestres. Sus habitantes fueron excelentes pescadores y recolectores de frutos. Sus instrumentos líticos tienen un pulido triangular. Pedra Pintada es una evidencia de la extraordinaria adaptación de los grupos paleoindios a las condiciones de la selva tropical.
EL HOMBRE DE MONTEVERDE
Un equipo dirigido por Tom Dillehay, de la Universidad de Kentucky, descubrió en Monteverde (Puerto Montt, Chile) restos líticos asociados a material orgánico que arroja una antigüedad de hasta 30 000 años a.C. El hallazgo a estremecido el mundo científico internacional y ha acaparado portadas en los principales diarios y revistas científicas del mundo.
En Monteverde se hallaron evidencias de un campamento de 12 tiendas hechas de estacas de madera y pieles de animales con restos de fogón. Las cenizas sometidas al Carbono 14 arrojaron una antigüedad de 13000 años a.C. Los arqueólogos encontraron instrumentos de hueso y puntas bifaciales asociadas a huesos de megafauna pleistocénica como mastodontes y paleollamas. Las puntas Monteverde se asemejan mucho a las encontradas en Taima Taima (Venezuela) que tiene una antigüedad de 11000 años a.C.
Ya el hallazgo del campamento de 13 000 años a.C. había causado revuelo internacional. Sin embargo excavando en estratos más profundos Dillehay encontró restos que arrojaron una antigüedad de 33 000 años. De confirmarse estos resultados se daría un vuelco total en la explicación del poblamiento inicial americano. Las investigaciones continúan y la polémica es cada vez más encendida.
LOS HOMBRES DE LOS TOLDOS Y PIEDRA MUSEO
Los Toldos y Piedra Museo son importantes yacimientos arqueológicos ubicados en la Patagonia argentina, y son considerados los asentamientos paleolíticos más antiguos de ese país. En estos abrigos rocosos, los arqueólogos descubrieron puntas de lanza y diversos utensilios líticos en un contexto rico en huesos animales pleistocénicos extinguidos. Los restos tienen una antigüedad de 11 000 años a.C. y fueron elaborados por expertos cazadores que también dejaron pinturas rupestres.
Estos hallazgos permiten afirmar que ya no es Clovis la evidencia confirmada más antigua de presencia humana en América. Taima Taima, Pedra Pintada, Monteverde, Los Toldos y Piedra Museo sugieren que el poblamiento de Sudamérica fue contemporáneo o tal vez más antiguo que el de Norteamérica.
EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
Los científicos no dudan que los indígenas americanos modernos descienden, en gran medida, de las oleadas migratorias provenientes del Asia durante la glaciación de Wisconsin. Éste periodo glacial se inició hace 70 000 años y acabó alrededor de 10 000 a.C. En estos sesenta mil años , el descenso del nivel del mar hizo aparecer un puente terrestre llamado Beringia.
Este istmo tuvo zonas libres de hielo desde unos 36 000 años a.C. que conectaban Siberia con Alaska y habrían permitido el poblamiento remoto del valle del Yucón. Sin embargo, durante muchos milenios el avance de los asiáticos mongoloides al resto del Continente estuvo bloqueado por una gigantesca masa glacial que cubría el norte de Canadá; hasta que a fines del Pleistoceno el incremento gradual de la temperatura permitió la aparición del llamado Corredor de Mackenzie, a través del cual las bandas de cazadores se propagaron al resto de Norteamérica y más tarde a Sudamérica.
Este paso libre de hielos surgió unos 14 000 años a.C. y para muchos científicos norteamericanos sería la máxima antigüedad de los cazadores de este continente. Sin embargo existen instrumentos líticos, como los de Lewisville de Texas y los de Isla Santa Rosa de California fechados con 36 000 a.C. y 25 000 a.C. , respectivamente. Se especula que pertenecen a bandas de cazadores que llegaron a través de un corredor más antiguo que el de Mackenzie o por vía marítima, por la costa occidental de Canadá.
Las evidencias arqueológicas demuestran que los primeros pobladores de Norteamérica, como los Hombres de Clovis de EE.UU. (11 000 a.C.), fueron hábiles depredadores, fabricantes de armas arrojadizas que les permitían cazar especies de la megafauna del Pleistoceno Tardío: mastodontes, mamuts, bisontes de grandes cuernos, camellos, tapires, caballos, cerdos, variedades de ovejas y cabras, bueyes almizcleros, variedades de antílopes, castores gigantes, especies de osos, etc. Muchos de estos animales pleistocénicos fueron extinguidos por la incesante cacería de la bandas nómades y los bruscos cambios climáticos a inicios del cálido Holoceno.
Sobre las características culturales de los primeros habitantes de América es necesario tener presente que se encontraban en el paleolítico superior. Sabían fabricar utensilios líticos, desde hachas de mano hasta puntas de lanza; conocían las técnicas de producción del fuego; eran cazadores, pescadores y recolectores nómades; se agrupaban en bandas de 20 a 40 personas y se refugiaban en cavernas o campamentos estacionales. En un inicio se dedicaron a la cacería de la megafauna pleistocénica (mastodontes y megaterios, por ejemplo); sin embargo, al extinguirse comenzando el holoceno se especializaron en la cacería de venados y camélidos.
EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA DEL SUR
Los cazadores nómades de origen mongoloide, llamados “paleoindios”, habrían ingresado a Sudamérica hace unos 8000 años a.C. Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos como los de Pedra Furada de Brasil (11 000 a.C.) y Monteverde de Chile (13 000 a.C.), sugieren que este subcontinente no estaba despoblado. Los cazadores de origen melanésico y australiano se les habrían adelantado, estos deben ser llamados “paleoamericanos”, según Tom Dillehay.
La versión tradicional planteaba que América del Sur fue poblada inicialmente por cazadores mongoloides provenientes del norte del continente unos 13 000 años a.C. ingresando por el tapón del Darién, al norte de Colombia. Aunque no se descartaba la llegada de melanésicos y australianos se la consideraba muy tardía, no más de 6 000 años a.C.
El estudio de los esqueletos descubiertos en Pedra Furada de Brasil (11 000 a.C.) demostró que sus cráneos no tienen rasgos mongoloides o paleoindios, sino de negroides, posiblemente melanésicos. Los restos arqueológicos de Monteverde de Chile (13 000 a.C.) sugieren el ingreso de cazadores oceánicos (posiblemente procedentes de Australia) por el extremo sur del continente americano. Los restos líticos y esqueletos humanos más antiguos de Sudamérica están claramente asociados a los melanésicos y australianos que habrían cruzado el Oceánico Pacífico, siendo los primeros pobladores de Sudamérica.
Sin embargo, hacia los 8000 años a.C. habrían ingresado los cazadores mongoloides provenientes del norte y extinguido a los paloamericanos, de origen oceánico, merced a sus mejores armas e instrumentos líticos. Los mongoloides se convirtieron en los nuevos amos de este subcontinente. También es factible que se haya dado un mestizaje entre ambas razas dando origen a grupos como los patagones y fueguinos que poseen características antroposomáticas de ambas razas.
El mundo científico aguarda las investigaciones en los estratos más profundos de Monteverde de Chile, donde habrían evidencias de presencia humana de unos 30 mil años a.n.e. Mientras tanto, sobre el origen del hombre americano, los especialistas siguen teniendo más preguntas que respuestas.
Al respecto, el arqueólogo Duccio Bonavia sintetiza el estado de la cuestión: ”En América del Sur se nos presenta prácticamente el mismo problema que hemos contemplado para Norteamérica y Canadá. Nos referimos a la existencia de algunas dataciones relativamente antiguas para determinados yacimientos, tal es el caso de Monte Verde en Chile y Pedra Furada en el Noreste brasileño, con fechas superiores a los 30 000 años. Aunque el contexto arqueológico es más seguro que en los yacimientos más tempranos de Norteamérica, los materiales están aún en fase de estudio y no se puede decir la última palabra. Pero de todos modos existiría siempre una concordancia y una lógica en la información arqueológica y no se plantean, hasta el momento, graves contradicciones. Sin embargo la gran mayoría de sitios han dado fechas que caen dentro de los mismos rangos de variaciones. Oscilan entre 8 000 y 12 000 años a.C. y corresponden a estaciones arqueológicas que se extienden prácticamente a toda el área pacífica, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego. Mientras que en la vertiente atlántica hay un vacío en la cuenca amazónica, hay fechas que coinciden en antigüedad en el Sur-este de Brasil, en el Uruguay y a lo largo del territorio argentino.”
Textos tomados del libro "HISTORIA DEL PERÚ PRE-INCAICO"de Arturo Gómez y Henry Zapata (Ediciones Naylamp, 2006)
Cita:
1. BONAVIA, Duccio. Perú: Hombre e Historia, Tomo I, pp. 67 y 68.
Bibliografía:
1. BONAVIA, Duccio. Perú: Hombre e Historia, Tomo I.
2. CLAIBORNE, Robert. Los primeros americanos
3. RIVET, Paul. Los orígenes del hombre americano.
4. REVISTA NATHIONAL GEOGRAPHIC
5. REVISTA NEWSWEEK
6. http://www.robertexto.com/
Existen diversas teorías vigentes sobre el origen de los primeros habitantes de América. La más conocida es planteada por Alex Hrdlicka, la Teoría Asiática. Según ésta, fueron cazadores paleomongoloides de la Era del Hielo -Pleistoceno Tardío- quienes habrían cruzado el estrecho de Bering e ingresado por Alaska, en Norteamérica.
El antropólogo francés Paul Rivet plantea que, además de una inmigración asiática, también se produjo una oceánica, con oleadas de melanésicos y polinésicos, que habrían cruzado el Oceano Pacífico, para llegar por Centroamérica y Sudamérica, respectivamente. Otra teoría clásica es la del portugués Mendes Correa, quien sostiene una inmigración australiana por la ruta de la Antártida y la Tierra del Fuego.
Recientemente, el antropólogo estadounidense Bruce Bradley plantea una remota inmigración europea. Navegantes de raza caucásica y de industria lítica solutrense habrían cruzado el Atlántico para arribar a las costas orientales de Norteamérica. Bradley se basa en esqueletos humanos (Kennewick y y Caverna del Espíritu) y puntas líticas (Meadowcroft) encontradas en el este de EE.UU. que se asemejan sorprendentemente a los europeos del Pleistoceno Tardío.
Los orígenes y las evidencias arqueológicas
Los arqueólogos buscan incesantemente restos líticos y óseos que puedan dar luces sobre la historia del poblamiento inicial del continente americano. En casi todos los países de América se han hallado restos arqueológicos con fechados sorprendentes, algunos sobrepasan los 30 mil años de antigüedad; sin embargo, la mayoría de los descubrimientos son desestimados por la comunidad científica cuando sus restos son escasos o no acreditan una clara intervención humana. Por ejemplo, en diversos lugares se han descubierto piedras con formas de raspadores , cuchillas o hachas de mano, pero al parecer tomaron esas formas casualmente, debido a desprendimientos en las cuevas ocasionados por temblores o terremotos. Además, el fechado preciso de un instrumento lítico depende del material orgánico encontrado en su contexto y éste ha sido alterado muchas veces por factores naturales o humanos.
Los sitios arqueológicos más cuestionados o rechazados son aquellos que han recibido un fechado mayor a 13 000 años a.C. entre los que se encuentran:
Dawson City (Canadá), Old Crown (Canadá), Cálico Hills (EE.UU.), Lewisville (EEUU), Santa Rosa (EE:UU), Tlapacoya (México), El Bosque (Nicaragua), Paccaicasa (Perú).
LAS TRADICIONES LÍTICAS DE NORTEAMÉRICA: CLOVIS Y FOLSOM
Las tradiciones líticas confirmadas más antiguas de América, corresponden a las puntas Clovis (11000 a.C.) y Folsom (9000 a.C.), encontradas en territorios de Estados Unidos.
Las puntas Clovis fueron halladas principalmente en Nuevo México. Son puntas líticas acanaladas de 10 a 12 centímetros de largo y son casi perfectamente simétricas. Son bifaciales y filudas, realmente mortíferas para los mamuts que recibían los lanzasos. De forma semejante a los modernos cazadores de elefantes, los cazadores de mamuts se dividían en dos grupos; unos distraían al animal y otros arremetían para herirle en el vientre o en las piernas. Las puntas Clovis han sido ubicadas en diversos lugares de Norteamérica como Alaska, California, Nevada, Mississipi y México.
Posteriormente los cazadores de Clovis, cedieron lugar a los hombres de Fólsom, fabricantes de puntas de lanza acanaladas pero de menor tamaño. Estas puntas eran eficaces para la cacería de bisontes lanudos que se convirtieron en la presa preferida de los cazadores norteamericanos ante la extinción de los mamuts. El bisonte, durante miles de años, se convirtió en el principal sostén de los amerindios paleolíticos. Se aprovechó al máximo su carne en la alimentación, su duro cuero para el vestido y la vivienda, su estiércol seco como combustible, sus grandes cuernos y dientes para fabricar utensilios, armas y adornos.
En otras regiones del continente se han descubierto yacimientos líticos contemporáneos a Clovis y Folsom, entre estos destacan: Lago Maden (Panamá), Tequendama (Colombia), El Inga (Ecuador), Huargo (Perú), Guitarrero (Perú), Viscachani (Bolivia), Cueva Fell (Chile). Estos sitios tienen entre 12000 y 8000 a.C. y cuentan con la confirmación de la comunidad científica internacional.
NUEVOS Y SORPRENDENTES HALLAZGOS
Como ya mencionamos, los sitios arqueológicos con fechados anteriores a 13 mil años a.C. tienen muy escasa aceptación en la comunidad científica internacional, principalmente entre los especialistas estadounidenses seguidores de Alex Hrdlicka. La mayoría de arqueólogos, entre ellos el reconocido Tomás Lynch de la Universidad de Cornell, han rechazado tradicionalmente todos los sitios Pre-Clovis, aunque últimamente las excavaciones en Meadowcroft (EE.UU.) y Monteverde (Chile) les obligan a replantear el problema. Estos y otros descubrimientos recientes en Norteamérica y Sudamérica sugieren que la presencia humana en nuestro continente es anterior en miles de años a los hombres de Clovis.
EL HOMBRE DE MEADOWCROFT
Fue descubierto y estudiado por James Adovasio, en Pennsylvania, cerca de la costa atlántica de EE.UU. En la caverna de Meadowcroft se descubrieron abundantes utensilios líticos como cuchillos y puntas bifaciales, lascas y raspadores. En el sitio se encontró, además, abundante material orgánico producto de la flora y fauna que sirvió de alimento a los hombres de Meadowcroft. Los arqueólogos extrajeron setenta muestras de estos restos y contrataron distintos laboratorios. Los resultados fueron sorprendentes: Hasta 16000 años a.C. sobrepasando en cinco mil años a las famosas puntas Clovis. Instrumentos semejantes, con una antigüedad de 13 000 años a.C., fueron ubicados en Cactus Hill y Topper; también al este de los EE.UU.
Las puntas de lanza de las costas atlánticas norteamericanas no tienen la forma de las clásicas armas acanaladas de los Clovis. Más se asemejan a las puntas solutrenses halladas en España y Francia, del periodo Paleolítico Superior. Basándose en esto los especialistas Bruce Bradley y Dennis Stanford, del Departamento de Antropología del Instituto Smithsoniano de EE.UU., plantean una sorprendente hipótesis. Sin negar la inmigración paleomongoloide por la ruta de Bering, sostienen que hace 18000 años grupos de cazadores europeos habrían llegado en embarcaciones rudimentarias cruzando el Atlántico por el lado oriental de América del Norte.
EL HOMBRE DE KENNEWICK
En el nor-oeste de EE.UU. se descubrió, en 1998, el cráneo del Hombre de Kennewick. Sorprendentemente no se asemeja a un indio americano. Tiene la cara estrecha, la nariz prominente, mandíbula superior sobresaliente y su frente es larga y angosta. Los especialistas sugirieren que este hombre de 8000 años de antigüedad, se parece a un cruce entre los ainos del Japón y los polinésicos, sin embargo otros sostienen que sus rasgos son caucásicos. En una cueva de Nevada, al oeste de EE.UU, llamada Espíritu Cavernario se descubrió recientemente otro cráneo muy semejante al de Kennewick.
Basándose en estos restos óseos algunos científicos como Richard Jantz, de las Universidad de Tennessee, sugieren que grupos no mongoloides (Ainos del Japón) llegaron por vía transpacífica a las costas occidentales de Norteamérica y se habrían extinguido; sin embargo, otros, como el antropólogo Francisco Mena, de la Universidad de Chile, consideran que esta hipótesis se debilita con tres argumentos: “En primer lugar, la muestra de esqueletos es mínima y en muy pocos ejemplares se ha analizado el ADN, como para determinar su dotación genética. En segundo lugar, hay que considerar que en toda población existe una amplia diversidad. En tercer lugar, la morfología mongoloide, que caracteriza a las razas americanas no existía hace más de 10 mil años, ni siquiera en Asia, por lo que perfectamente estos primeros habitantes pudieron provenir de Siberia y tener otra apariencia que fue cambiando con el tiempo". Además, precisa que “ las diferencias entre los indios actuales y los cráneos antiguos no implicarían necesariamente una extinción y ni siquiera un reemplazo poblacional, sino tal vez solamente la desaparición de rasgos arcaicos por hibridaje con una mayoría diferente recién llegada".
HOMBRE DE TAIMA TAIMA
Taima Taima es una cueva ubicada en el estado de Falcón, en Venezuela. Su principal estudioso es Alan Bryan de la Universidad de Alberta (Canada) y tiene una antigüedad fechado de 13 000 años a.C. Los hombres de Taima Taima subsistieron con la cacería de enormes mamíferos y la recolección de frutos silvestres, habitaban en cuevas o en campamentos no permanentes y sus instrumentos eran de hueso y piedra. En el sitio arqueológico se han hallado puntas de proyectil lanceoladas, artefactos cortantes o lascas obtenidas al golpear trozos de cuarcita, raspadores, hojas bifaciales usadas como hachas y hojas con pedúnculo. Estos restos fueron ubicados junto a osamentas de mastodontes y megaterios de finales del Pleistoceno.
EL HOMBRE DE PEDRA FURADA
Pedra Furada es un abrigo rocoso ubicado al nordeste de Brasil y su excavación está a cargo de un equipo Franco-Brasileño dirigido por Niede Guidón. Inicialmente los arqueólogos estudiaban las pinturas rupestres ubicadas en la caverna, pero al encontrar evidencias de industria lítica los estudios tomaron un nuevo giro. Los arqueólogos tomaron 55 muestras orgánicas asociadas a las evidencias líticas que fueron sometidas a la prueba del Carbono 14. Los resultados arrojaron fechados que van desde los 6 000 a los 50 000 años a.C. Se ubicaron lascas y toscos instrumentos de cuarzo. También restos de fogones y cenizas.
Los resultados de Pedra Furada, sobre todo los fechados más antiguos han sido objeto de diversas críticas. El arqueólogo norteamericano Tom Dillehay sostiene que los supuestos artefactos de cuarzo y cuarcita son de las mismas rocas que se desprenden de la cueva. La intervención humana en estos restos no ha sido demostrada. Pedra Furada esta siendo severamente cuestionada y sus sorprendentes fechados más antiguos son desestimados por la comunidad científica internacional.
EL HOMBRE DE PEDRA PINTADA
Pedra Pintada es otro importante sitio paleolítico americano. La caverna se ubica en medio de la Amazonía brasileña. Los fechados alcanzan hasta 11 000 años a.C. Las muestras consisten en puntas de cuarzo, restos óseos de fauna tropical y pinturas rupestres. Sus habitantes fueron excelentes pescadores y recolectores de frutos. Sus instrumentos líticos tienen un pulido triangular. Pedra Pintada es una evidencia de la extraordinaria adaptación de los grupos paleoindios a las condiciones de la selva tropical.
EL HOMBRE DE MONTEVERDE
Un equipo dirigido por Tom Dillehay, de la Universidad de Kentucky, descubrió en Monteverde (Puerto Montt, Chile) restos líticos asociados a material orgánico que arroja una antigüedad de hasta 30 000 años a.C. El hallazgo a estremecido el mundo científico internacional y ha acaparado portadas en los principales diarios y revistas científicas del mundo.
En Monteverde se hallaron evidencias de un campamento de 12 tiendas hechas de estacas de madera y pieles de animales con restos de fogón. Las cenizas sometidas al Carbono 14 arrojaron una antigüedad de 13000 años a.C. Los arqueólogos encontraron instrumentos de hueso y puntas bifaciales asociadas a huesos de megafauna pleistocénica como mastodontes y paleollamas. Las puntas Monteverde se asemejan mucho a las encontradas en Taima Taima (Venezuela) que tiene una antigüedad de 11000 años a.C.
Ya el hallazgo del campamento de 13 000 años a.C. había causado revuelo internacional. Sin embargo excavando en estratos más profundos Dillehay encontró restos que arrojaron una antigüedad de 33 000 años. De confirmarse estos resultados se daría un vuelco total en la explicación del poblamiento inicial americano. Las investigaciones continúan y la polémica es cada vez más encendida.
LOS HOMBRES DE LOS TOLDOS Y PIEDRA MUSEO
Los Toldos y Piedra Museo son importantes yacimientos arqueológicos ubicados en la Patagonia argentina, y son considerados los asentamientos paleolíticos más antiguos de ese país. En estos abrigos rocosos, los arqueólogos descubrieron puntas de lanza y diversos utensilios líticos en un contexto rico en huesos animales pleistocénicos extinguidos. Los restos tienen una antigüedad de 11 000 años a.C. y fueron elaborados por expertos cazadores que también dejaron pinturas rupestres.
Estos hallazgos permiten afirmar que ya no es Clovis la evidencia confirmada más antigua de presencia humana en América. Taima Taima, Pedra Pintada, Monteverde, Los Toldos y Piedra Museo sugieren que el poblamiento de Sudamérica fue contemporáneo o tal vez más antiguo que el de Norteamérica.
EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
Los científicos no dudan que los indígenas americanos modernos descienden, en gran medida, de las oleadas migratorias provenientes del Asia durante la glaciación de Wisconsin. Éste periodo glacial se inició hace 70 000 años y acabó alrededor de 10 000 a.C. En estos sesenta mil años , el descenso del nivel del mar hizo aparecer un puente terrestre llamado Beringia.
Este istmo tuvo zonas libres de hielo desde unos 36 000 años a.C. que conectaban Siberia con Alaska y habrían permitido el poblamiento remoto del valle del Yucón. Sin embargo, durante muchos milenios el avance de los asiáticos mongoloides al resto del Continente estuvo bloqueado por una gigantesca masa glacial que cubría el norte de Canadá; hasta que a fines del Pleistoceno el incremento gradual de la temperatura permitió la aparición del llamado Corredor de Mackenzie, a través del cual las bandas de cazadores se propagaron al resto de Norteamérica y más tarde a Sudamérica.
Este paso libre de hielos surgió unos 14 000 años a.C. y para muchos científicos norteamericanos sería la máxima antigüedad de los cazadores de este continente. Sin embargo existen instrumentos líticos, como los de Lewisville de Texas y los de Isla Santa Rosa de California fechados con 36 000 a.C. y 25 000 a.C. , respectivamente. Se especula que pertenecen a bandas de cazadores que llegaron a través de un corredor más antiguo que el de Mackenzie o por vía marítima, por la costa occidental de Canadá.
Las evidencias arqueológicas demuestran que los primeros pobladores de Norteamérica, como los Hombres de Clovis de EE.UU. (11 000 a.C.), fueron hábiles depredadores, fabricantes de armas arrojadizas que les permitían cazar especies de la megafauna del Pleistoceno Tardío: mastodontes, mamuts, bisontes de grandes cuernos, camellos, tapires, caballos, cerdos, variedades de ovejas y cabras, bueyes almizcleros, variedades de antílopes, castores gigantes, especies de osos, etc. Muchos de estos animales pleistocénicos fueron extinguidos por la incesante cacería de la bandas nómades y los bruscos cambios climáticos a inicios del cálido Holoceno.
Sobre las características culturales de los primeros habitantes de América es necesario tener presente que se encontraban en el paleolítico superior. Sabían fabricar utensilios líticos, desde hachas de mano hasta puntas de lanza; conocían las técnicas de producción del fuego; eran cazadores, pescadores y recolectores nómades; se agrupaban en bandas de 20 a 40 personas y se refugiaban en cavernas o campamentos estacionales. En un inicio se dedicaron a la cacería de la megafauna pleistocénica (mastodontes y megaterios, por ejemplo); sin embargo, al extinguirse comenzando el holoceno se especializaron en la cacería de venados y camélidos.
EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA DEL SUR
Los cazadores nómades de origen mongoloide, llamados “paleoindios”, habrían ingresado a Sudamérica hace unos 8000 años a.C. Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos como los de Pedra Furada de Brasil (11 000 a.C.) y Monteverde de Chile (13 000 a.C.), sugieren que este subcontinente no estaba despoblado. Los cazadores de origen melanésico y australiano se les habrían adelantado, estos deben ser llamados “paleoamericanos”, según Tom Dillehay.
La versión tradicional planteaba que América del Sur fue poblada inicialmente por cazadores mongoloides provenientes del norte del continente unos 13 000 años a.C. ingresando por el tapón del Darién, al norte de Colombia. Aunque no se descartaba la llegada de melanésicos y australianos se la consideraba muy tardía, no más de 6 000 años a.C.
El estudio de los esqueletos descubiertos en Pedra Furada de Brasil (11 000 a.C.) demostró que sus cráneos no tienen rasgos mongoloides o paleoindios, sino de negroides, posiblemente melanésicos. Los restos arqueológicos de Monteverde de Chile (13 000 a.C.) sugieren el ingreso de cazadores oceánicos (posiblemente procedentes de Australia) por el extremo sur del continente americano. Los restos líticos y esqueletos humanos más antiguos de Sudamérica están claramente asociados a los melanésicos y australianos que habrían cruzado el Oceánico Pacífico, siendo los primeros pobladores de Sudamérica.
Sin embargo, hacia los 8000 años a.C. habrían ingresado los cazadores mongoloides provenientes del norte y extinguido a los paloamericanos, de origen oceánico, merced a sus mejores armas e instrumentos líticos. Los mongoloides se convirtieron en los nuevos amos de este subcontinente. También es factible que se haya dado un mestizaje entre ambas razas dando origen a grupos como los patagones y fueguinos que poseen características antroposomáticas de ambas razas.
El mundo científico aguarda las investigaciones en los estratos más profundos de Monteverde de Chile, donde habrían evidencias de presencia humana de unos 30 mil años a.n.e. Mientras tanto, sobre el origen del hombre americano, los especialistas siguen teniendo más preguntas que respuestas.
Al respecto, el arqueólogo Duccio Bonavia sintetiza el estado de la cuestión: ”En América del Sur se nos presenta prácticamente el mismo problema que hemos contemplado para Norteamérica y Canadá. Nos referimos a la existencia de algunas dataciones relativamente antiguas para determinados yacimientos, tal es el caso de Monte Verde en Chile y Pedra Furada en el Noreste brasileño, con fechas superiores a los 30 000 años. Aunque el contexto arqueológico es más seguro que en los yacimientos más tempranos de Norteamérica, los materiales están aún en fase de estudio y no se puede decir la última palabra. Pero de todos modos existiría siempre una concordancia y una lógica en la información arqueológica y no se plantean, hasta el momento, graves contradicciones. Sin embargo la gran mayoría de sitios han dado fechas que caen dentro de los mismos rangos de variaciones. Oscilan entre 8 000 y 12 000 años a.C. y corresponden a estaciones arqueológicas que se extienden prácticamente a toda el área pacífica, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego. Mientras que en la vertiente atlántica hay un vacío en la cuenca amazónica, hay fechas que coinciden en antigüedad en el Sur-este de Brasil, en el Uruguay y a lo largo del territorio argentino.”
Textos tomados del libro "HISTORIA DEL PERÚ PRE-INCAICO"de Arturo Gómez y Henry Zapata (Ediciones Naylamp, 2006)
Cita:
1. BONAVIA, Duccio. Perú: Hombre e Historia, Tomo I, pp. 67 y 68.
Bibliografía:
1. BONAVIA, Duccio. Perú: Hombre e Historia, Tomo I.
2. CLAIBORNE, Robert. Los primeros americanos
3. RIVET, Paul. Los orígenes del hombre americano.
4. REVISTA NATHIONAL GEOGRAPHIC
5. REVISTA NEWSWEEK
6. http://www.robertexto.com/