El Hombre Americano y El Hombre Boliviano
El periodo prehispánico abarca un lapso que va desde la llegada del hombre a nuestro continente hasta el descubrimiento de América por los europeos.
Este periodo tiene un lento desarrollo que se inicia con los primeros recolectores y cazadores hasta la formación de asentamientos estables debidos a la práctica de la agricultura que obliga a esperar en un mismo sitio el producto de la cosecha. Estas sociedades incipientes se agrupan en aldeas formadas por viviendas muy simples, convirtiéndose con el tiempo en centros ceremoniales que responden a una ideología, la que se expresa mediante diversas manifestaciones religiosas. Es característico de estos grupos humanos el cuidado que ponen en los enterramientos a causa de su creencia en la otra vida. Por ellos se conservan los cuerpos mediante procesos de momificación.
Finalmente, se forman grandes y poderosos estados gracias a una organización eficiente, al uso de una tecnología avanzada y a la distribución del trabajo, lo que permite tener un excedente que se utiliza al servicio de la comunidad. Se construyen templos, palacios y caminos, y se conforman las primeras ciudades. Existe un arte desarrollado que se manifiesta principalmente mediante la cerámica y la textilería.
La antigüedad del hombre en América se estima en más de 40.000 años. Los pueblos más tempranos son recolectores y cazadores. Estos grupos humanos siguen una trayectoria que partiendo de Alaska llega a la Patagonia. Hacia los 20.000 años de antigüedad aparecen las industrias líticas consistentes en puntas de proyectil desbastadas por percusión; entre las más antiguas industrias de la cueva de Sandía que se relacionan con los grandes animales de fines del Cuaternario.